sábado, 3 de octubre de 2009

De Olimpiada y discursos presidenciales

De Olimpiada y discursos presidenciales
Antonio García Velasco

¡Qué pena, penita, pena! Madrid no será sede olímpica en 2016. El primer discurso como presidente del gobierno español y no como presidente, o lo que sea, de un partido político que le he escuchado a Rodríguez Zapatero ha sido en Copenhague, en la rueda de prensa anterior a la presentación de la candidatura de Madrid a ser sede de la Olimpiada de 2016.
Nos tiene acostumbrados a discursos electoralistas, a discursos demagógicos disfrazados de pedagogía para pueblo aborregado, a discursos pro PSOE, legítimos, sin duda, pero muy alejados de aquellos que pretenden ser gobernantes de todos (y de todas, que dirían los castizos de los políticamente correcto y gramaticalmente redundante e innecesario). Y, de pronto, a la altura de las circunstancias, un discursos como Presidente de todos los españoles. Iba conduciendo, escuchando la radio y estuve a punto de soltar el volante para aplaudir.
Pero, ni por esas, ni por Gallardón, ni por Esperanza Aguirre, ni por el rey, ni por la reina nos han concedido la Olimpiada. Se dice que los deberes iban hechos correctamente, que las cosas iban en condiciones. Mas, algo ha tenido Río de Janeiro y sus carnavales de mulatas y sensualidad. Brasil consolida un liderazgo en toda la América del Sur, país de economía emergente y deporte ejemplar, al menos en fútbol. Tendrá sus miserias, como cualquiera, pero tal vez, la organización de los Juegos Olímpicos en 2016 contribuya a su desarrollo. O incluso a fijar la atención mundial en un subcontinente que merece mejor suerte y menos explotación occidental de las que ha experimentado (suerte y explotación) hasta ahora.
Nos quedamos, pues, con el ejemplo de que, llegado el caso extraordinario, también José Luis Rodríguez Zapatero sabe dar discursos que, aunque relacionados con el deporte, son propios de un Presidente del Gobierno de toda España. Y no, por supuesto, como miembro de un partido, gobernante para un partido, con vistas a ser reelegido improvisando anuncios de efecto populista inmediato, pan para hoy y hambre, paro para mañana.

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