jueves, 9 de marzo de 2017

Microrrelato 86 Antibióticos injuriosos


Antibióticos injuriosos

Antonio García Velasco



En principio, los llamaron injuriosos porque, en vez de curar las enfermedades infecciosas, aceleraban su gravedad. Los investigadores sospecharon, como en otras ocasiones, que algunos fabricantes escatimaban los principios activos de las cápsulas, bebibles o inyectables. En los laboratorios de un hospital hicieron pruebas y descubrieron la resistencia de las bacterias a los antibióticos. Cundió la voz de alarma. Todos los medios comenzaron a hablar de la amenaza y, en las tertulias televisivas o radiofónicas, los alarmistas se llenaron la boca dibujando el apocalipsis con el fin de humanidad como, en tiempos remotos, tal si ellos hubiesen estado presentes, ocurriera la desaparición de los dinosaurios. "En breve, encontraremos los antibióticos eficaces contra esas bacterias resistentes a los actuales", anunció el Premio Nobel de Medicina. Respiramos de nuevo el aire de la esperanza. El descubrimiento se produjo, en efecto, pero sólo sospechábamos que nos venderían el nuevo medicamento a precio tan injuriosamente alto. Muchos piensan -¡horror!- que todo fue un montaje de ciertas multinacionales farmacéuticas para incrementar sus ganancias millonarias.


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