Oda a la papa o elegía
Antonio García Velasco
Sólo en España, doce millones de pobres y resulta que las papas son el alimento que más ha subido el precio en los últimos tiempos (más de un 12% decía la prensa). Pablo Neruda nos dejó su Oda a la papa: “Papa/ te llamas, / papa, / y no patata, / no naciste con barba, / no eres castellana, / eres oscura / como / nuestra piel, / somos americanos, / papa, / somos indios”. La proclama “enemiga del hambre” y, ahora resulta que, con tantos parados, con tantos pobres, con tantos hambrientos, sube su precio por encima de alimentos supuestamente más exquisitos y menos imprescindibles. “Universal delicia, / no esperabas / mi canto / porque eres sorda / y ciega/ y enterrada. / Apenas / si hablas en el infierno/ del aceite / o cantas / en las freidurías / de los puertos, / cerca de las guitarras, / silenciosa, / harina de la noche / subterránea, / tesoro interminable / de los pueblos”. Aunque esta crisis esté acabando con las papas y con los pueblos. Explotan tanto los banqueros a los pueblos, y a las papas, que, por inanición, acabarán con la gallina de los huevos de oro, de las claras y las yemas.
¿Quiénes nos manejan, nos exprimen, nos conducen por este callejón angosto de paro, sueldos bajos, recortes por todas partes, gobiernos doblegados a los acreedores usureros y aprovechados? ¿Quiénes nos conducen por esta avenida amplia del conformismo y la resignación? Tener un trabajo, al sueldo que sea, ya es consuelo y bendición. Así nos lo han hecho creer. Pero hay demasiados altos sueldos en los banqueros y políticos para que vengan a hablarnos, permanentemente de solidaridad y de cinturones apretados hasta la talla de las vacas flacas. Pero hay demasiados beneficios en los especuladores para que sea una mayoría de pueblo silencioso quien tenga que pagar los altos costes de las deudas que no fueron contraídas por nosotros.
Y tú, papa, cada vez más cara, aunque, con Pablo Neruda de nuevo: “honrada eres / como / una mano/ que trabaja en la tierra, / familiar / eres / como / una gallina, / compacta como un queso / que la tierra elabora/ en sus ubres / nutricias, / enemiga del hambre, / en todas / las naciones / se enterró tu bandera / vencedora…” Vencida por la crisis que nos pinta de blanco, que nos hunde y nos quema. Pasamos a la elegía.
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