Reforma laboral
Antonio García Velasco
Para reforma laboral la que ha conseguido mi vecino y amigo Ernesto Capitán: de simple camarero en peligro de ir al paro se ha convertido en millonario eurista: más de tres millones de euros le han tocado en una quiniela, primitiva, euromillones, gordo de la primitiva, bonoloto, lotería nacional o cualquier otra forma de pagar impuestos con ilusión descontrolada –la ilusión, no el dinero- por el Estado. Se levantó aquella mañana con su boleto premiado, fue a depositarlo al banco, se vistió de gala y se presentó en el bar a que le sirvieran, en vez de servirlo él, un café con churros. “Tú tienes que estar en la barra”, le dijo el jefe. “Yo vengo a pedir un despido procedente o improcedente, que estoy que me salgo con la reforma laboral”. “¿Qué neura es la que te ha entrado, Capitán?” “La neura de la reforma. Aquí en este país estamos siempre reformándolo todo, que la educación, que la legislación laboral, que el matrimonio homosexual, que la ley del aborto, que el código civil o penal… Y yo, también, por fin, definitivamente, voy a hacer mi propia reforma laboral. A partir de hoy, acostarme y levantarme a la hora que me dé la gana, venir a tomar café con churros, pitufos, magdalenas, lo que me apetezca, salir y entrar, viajar o quedarme en casita viendo una película de vaqueros o de amoríos… En fin, que reformo mi situación laboral y vital y que os vayan dando a todos lo que cada uno merezca. Por no decir otra cosa”.
-Te has levantado con el pie cambiado –le dijo el jefe, el exjefe.
-Pero ahora quiero mi café con churros, por favor –se sonrió Ernesto Capitán.
-No me vengas con cuentos, que te despido.
-¿Despido procedente o improcedente? ¿Veinte o treinta y tres días de indemnización por año trabajado? ¿O esperamos a que el PSOE y los sindicatos hagan otra reforma laboral con la inspiración del hambre de poder? ¿No dicen que el hambre agudiza el ingenio? Pues, si no hicieron la reforma adecuada cuando tenían el poder, ¿a cuento de qué van a hacerla ahora? Me pregunto.
-Nunca te he visto tan locuaz ni tan loco.
-De acuerdo, pero sírveme el café con los churros que quiero disfrutar cuanto antes de mi reforma laboral.
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