¿Qué versión te crees?
Antonio
García Velasco
Nos creemos con facilidad aquello que nos
conviene y ponemos la interrogación a todo lo que no nos resulta directamente
favorable. Somos ingenuos interesados o ladinos incrédulos, según soplen los
vientos. Si aceptamos el engaño primero, la excusa del favor, también hemos de
aceptar el segundo engaño, el achaque de la negativa.
Por supuesto que el vecino contará de manera
diferente la corrida: "Le presté el puchero y como agradecimiento, al
devolvérmelo, me regaló una olla y me contó uno de sus chistes: que la caldera
había parido. Celebré la ocurrencia. Pero todo era un engaño para pedirme otra
vez el puchero y quedarse con él. Sabe mucho este Nasrudín de las narices
hinchadas y la lengua larga, medio tonto unas veces y más listo que el hambre
otras". Y es que nadie da a cambio de nada.
A cuento viene el cuento porque nos venden
la burra de los ajustes con la fórmula de los compromisos europeos y el bien
común de la salida de la crisis y luego se quema el lino. Y es que primero la
caldera pare a tu favor y luego se muere al mío y cambio caldera por olla y
hasta se tiene que sentir contento el vecino o aguantar la bronca.
Siempre estaremos en condiciones que tomar
la versión de Nasrudín o la versión del vecino que perdió el puchero. Y a uno u
otro tendremos que reírle las decisiones de gobierno o las críticas de la oposición.
Pero que ninguno nos dé olla por puchero.
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