La adivinanza
Antonio
García Velasco
Nunca supe leer,
nunca supe escribir.
Pero los libros lees
gracias a mí.
Sí,
cierto, se trata de una adivinanza. Pero más fácil que la planteada sobre quién
ganará las próximas elecciones. Y con más facilidad que el acertijo sobre el
porvenir de España con el gobierno que venga tras esas elecciones.
La
respuesta de una niña fue: “Mi abuela”. “A ver, Margarita, ¿por qué tu abuela?”
“Porque ella no sabe leer ni escribir, pero es la que compra los libros para mi
hermano y para mí. Es que, verá, mi padre está en el paro y mi madre sólo da
unas horas limpiando casas. Mi abuela nos ayuda con su pensión y sus ahorrillos.
A veces nos compra libros para que no seamos analfabetos como ella”.
Antonio
se lo tomó de otra manera y dijo que la respuesta es el papel: “El papel –explicó-
no sabe leer, ni sabe escribir, porque no es una persona, pero sobre él se
escriben los libros”. “Pero el papel no habla” –le puntualicé para ver su
respuesta. Y razonó: “En la imaginación todo es posible, profesor. Pero ya también
hay que decir que la respuesta es la tableta, el e-book o el soporte
electrónico del libro, ¿no cree?” “Sí creo”, dije, admirado de los niños tan
repelentemente sabihondos entre los que impartía el taller de lectura y escritura
creativa.
Alba
nos dijo que son las letras: “Una letra no sabe leer ni escribir, pero sin
letras no hay libros”. Rosa apuntó que
eran las palabras, que tampoco saben leer ni escribir, pero sin palabras no hay
literatura, no puede haber libros”.
“¿Alguien
da otra respuesta?”. Y fue Ana quien, habiéndose asomado a Internet, dio la
respuesta en la que había pensado el autor o autora de la adivinanza: “La
imprenta –dijo-. Fue un gran invento y los libros se abarataron a su costa y
pudimos leerlos hasta los más pobres. Antes de la imprenta, los libros eran muy
caros y salvo los ricos nadie podía costearse una copia”.
¡Qué
barbaridad! Estos niños, a lo mejor, nos solucionaban el gravísimo problema de
las dos Españas, lamentablemente irreconciliables, en guerra civil permanente,
aunque no siempre tenga la belicosidad de los fusiles o los bombardeos. ¿Lo solucionarán en un
futuro?
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