La
venta de esclavos
Antonio
García Velasco
Un rey, sentado en
una tribuna, presenciaba la venta de esclavos. Un médico trabajaba tanto en la
investigación de remedios medicinales que sus compañeros comenzaron a
preguntarle si es que pensaba heredar el hospital o curar él solo a todos los
enfermos del mundo. Conocida tal dedicación por el rey, lo mandó llamar.
"En primer lugar, Majestad, no admito la esclavitud", dijo el doctor,
sin esperar a que el monarca, absorto en la contemplación de la subasta y de la
animadora, le permitiese hablar. "Eres atrevido en verdad. ¿Se puede saber
por qué no admites la esclavitud?". "Todos los seres humanos somos
iguales". "¿Todos son reyes? Estás desvariando". La bailarina
seguía sus movimientos ajena a la escena de la tribuna... Irrumpieron los
piratas. Vencieron. El Capitán felicitó a Espada Cortada por sus valerosas
hazañas. Ni el rey pudo seguir contemplando la venta de esclavos ni el doctor
continuar sus investigaciones.
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