Orden
del día
Antonio García Velasco
Como
laica era tan minuciosa, perfeccionista y exigente que no permitía que se
hablara de religión ni a propósito del arte de los Siglos de Oro. El profesor
Ernesto Santos le preguntó si iba a exigirle el cambio de apellido para
permanecer en el Colegio y si tenía que silbar, como se hace en TV para evitar que
se oigan tacos, cuando tocara mencionar ciertos cuadros del Greco, Velázquez o
Murillo, por poner ejemplos de grandes pintores. La profesora Ernestina de la
Cruz preguntó si suprimía cualquier referencia o comentario a la literatura de
los clásicos españoles, un Lope de Vega, un Quevedo... La directora, que
pretendía una enseñanza que prescindiera totalmente de la instrucción
religiosa, exclamó dando un puñetazo en la mesa de juntas: "¡Bien sabéis
vosotros lo que tenéis que hacer! Aquí no se da religión y punto".
"Pero... no podemos hablar de nuestra cultura sin ciertos conocimientos
religiosos. Y no hablo de creencias". "He dicho que bien sabéis lo
que tenéis que hacer. Pasamos al siguiente punto del orden del día".
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