Amor, distancia y dinero
Antonio García Velasco
Es adorable.
Desde que nos conocimos, me entiendo con ella a la perfección. Entre nosotros
hay muy buena química, tal como se trivializa ahora. Pero, ir a Chillán para
verla supone un vuelo de 21 horas con un costo superior a los mil doscientos
euros. Según me informan, un hotel de tres estrellas me costaría unos 60 euros
por noche. Podría, quizás, alojarme en su casa, aunque ignoro las costumbres de
aquella lejana región chilena. Mi salario es pequeño, basura se diría, y puedo
perder el empleo si me voy. Tengo que pagar piso y comer cada día. Distancia y
dinero constituyen, pues, los dos graves inconvenientes de nuestro amor.
Porque, ¿cuánto nos durará la fidelidad conversando y viéndonos las caras por
medio de Internet y los programas de comunicación telefónica? ¿Cuál es nuestra
esperanza? ¿Y nuestro futuro?
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