El
palimpsesto
Antonio García
Velasco
La
escritura antigua y oculta de aquel palimpsesto que encontraron detrás de los
libros de una estantería de la biblioteca era un extraño tratado de
fitopatología. Les costó mucho su lectura. No emplearon tintura de agallas ni
reactivos químicos, sino la moderna técnica de las variedades de luz que
permiten contemplar los textos borrados sin erosionar físicamente el documento.
Para ello acudieron a Marga Cantos, la paleógrafa, que los recibió en su
despacho en la Facultad. Andrés no la conocía personalmente y no pudo disimular
el encantamiento que le produjo. Dedicada a la paleografía, pero moderna,
desenvuelta y bella como pocas. Transcribieron el pergamino, conocieron
remedios inauditos para las plantas, pero, sin remedio, como si el palimpsesto
fuese Cupido, tras muchas horas de desciframiento, Andrés y Marga plantaron
juntos un jardín de amor.
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