La crisis de
Crisis
Antonio
García Velasco
La
Crisis le había dado tantos golpes que se sentía tremendamente destrozada.
Había sido muy desvergonzada y cruel la dichosa Crisis. Se aprovechó de su
debilidad y no paró de darle bofetadas y puntapiés, hasta dejarla completamente
extenuada. Acaso la consideró muerta. Aun así, permaneció vigilante por si
osaba responder. Cuando recobró el sentido, Adela decidió marchar al campo, en
busca de una vida silvestre sin estrés. Consiguió reponerse, pero, al sentirse
restablecida, aquel aislamiento, lejos de la ciudad, le pareció insoportable:
"Es un rollo vivir alejada de quienes fueron mis amigos", se decía. Y
volvió. Un buen día se encontró con Crisis y Adela fue quien le rompió la cara
de un puñetazo.
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