Los difrangentes (y III)
Antonio García
Velasco
Preservativos difrangentes, para que tus luces de amor se
refracten en la intimidad de tu pareja. Ninguno como los difrangentes en la
relación amorosa. El fabricante y sus agentes
publicitarios lo creían a pies juntillas, es decir, firmemente, con terquedad,
a cierra ojos. Tanto era así que el dueño de la fábrica se lo tenía advertido a
sus hijos -tres varones y dos mujeres-: "Sólo con los difrangentes.
Evitaréis incidentes y disfrutaréis de modo conveniente". Los hijos habían
asimilado el slogan hasta el punto de que nunca sin los difrangentes, fuese
cual fuese la situación o el momento. Si, en caso de no tenerlos, tenían que
renunciar a la relación, resignadamente lo aceptaban, sin protesta, ni frustración.
Ya llegaría la ocasión de desquitarse. Alguno siempre llevaba una cajita en el
bolso o bolsillo pues "más vale prevenir que posponer
satisfacciones".
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