Curación de la carraspera
Antonio García Velasco
El
matón, cofrade del Monipodio Luna, padecía una carraspera insoportable que
avivaba sus malas pulgas. Tratando estaba de aliviar sus asperezas gargantiles
cuando cruzó por su lado un viajero inglés. Se le revolvieron las más íntimas
tripas al cofrade, como si el extranjero fuese el culpable de su malestar. Sin
mediar palabras, guiñó el ojo a sus compinches, se fue hacia él, le tiró del
brazo para que se volviese y le encajó un puñetazo en el estómago: "Guiri
asqueroso, largo a tu país", gritó. El agredido se levantó con calma, se
fue hacia el matón, le puso la mano en la boca a modo de mordaza y le clavó un
cuchillo en el estómago. Al valentón se le curaron para siempre la carraspera y
sus causas.
Me gusta la amistad, pero no el remedio para la carraspera.
ResponderEliminarUn saludo de Ana Becerra Ruiz