Los vaqueros rotos
Antonio García Velasco
Sin
saber cómo, la modelo senderista se vio rodeada de zarzas de robustísimos
aguijones. Quedó enganchada y se le desgarraron los vaqueros por lugares
diferentes. Al verse con unos pantalones descompuestos y guiñaposos no supo si
reír, si llorar. Optó por la primera opción y puso de moda los pantalones rotos
por la línea de la rodilla, los muslos o las bajeras. La sagrada moda consiguió
que nadie se riera de los desgarrones, muy al contrario, ha conseguido que se
pague por llevar pantalones rajuñados. "¡Si mi abuela levantara la
cabeza!, se decía. ¡Ella que zurcía tan primorosamente para que los suyos no
llevaran rotos!"
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