El brindis por la justicia
Antonio García Velasco
-Has dejado grietarse o agrietarse tu país. O,
dicho con más propiedad, has conseguido que se abran grietas profundas en el
suelo y en las gentes de tu pueblo. Y ¿aún te crees revestido de
inculpabilidad? ¿Y aún te crees vestido de inocencia? ¿Y aún te crees capaz de
insistir en el empeño de volver? ¿De qué pasta estás hecho? ¿Qué cara te hace
sonreír todavía? ¿Qué clase de privilegiado te crees? ¿Por qué has huido si no
te consideras culpable? ¿Y, desde la cueva de tu refugio, te dispones a regir
los destinos de la gente? ¿En serio? ¿O, simplemente, es una huida hacia
adelante? ¿Un hablar y hablar para que no se escuche el discurso de los otros?
Has provocado una batahola demasiado grave. Lo peor es que contribuyen muchos a
que ese gran ruido siga mortificando los oídos... ¿Por qué no callas y dejas
sedimentar las piedras de la tormenta?
-Las piedras no, pero deja sedimentar tú el
puñetazo que te mereces -y, con las mismas le hizo señas a guardaespaldas para
que le lanzase un terrible gancho a la mandíbula.
El consejero se tambaleó hasta caer al suelo,
lisiado, sangrando. El otro lo miraba con rabia y puños tensos. El gorila se
frotaba las manos por el deber cumplido. El lesionado se levantó como pudo y se
marchó.
-No se pueden decir sandeces y quedar impune. Merecido
tiene el castigo y la destitución inmediata. ¿Qué grietas he abierto yo en mi
pueblo, en las gentes de mi pueblo? ¿De qué soy culpable? Ellos me acusan, sí,
pero de nada tengo que arrepentirme. Estoy en mi derecho de volver y que me
dejen en paz como inocente que soy de haber procurado el bien para los míos. Y
si no me dejan volver, que, al menos, no se opongan a que, desde la distancia,
rija los destinos de mi gente. Sé perfectamente lo que quiero.
-No has debido mandar que le pegaran -le dijo uno
que había presenciado los hechos.
-Me estaba acusando sin motivo.
-Creo que te equivocas.
-No, no sigas por ese camino que todavía tengo
fuerzas en los puños de mis leales... Y poder para que te vayas de mi lado.
Advierto.
Se callaron todos los presentes. Él levantó la copa de cava para
brindar por la justicia y los comportamientos democráticos.
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ResponderEliminarTodos nos retratamos con nuestras palabras y actos. Pero, en la impostura siempre nos retrata un espíritu similar al de algunas pinturas de Goya.
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