Parentesco
revelado
Antonio García Velasco
Lo cierto es que no tenían ni idea de su
cognación. Emiliano había nacido tres años antes que Milagros y fue dado en
adopción a un matrimonio bien acomodado que jamás le revelaron su condición de
hijo adoptivo. Milagros fue criada por su abuela, pues su madre murió a
consecuencia del parto.
Emiliano y Milagros se conocieron en la
empresa donde trabajaban. Él, de economista principal y ella, de técnica de
publicidad y marketing. Comenzaron a salir juntos y terminaron enamorándose.
Cuando aquella noche quedaron desnudos uno
frente a otro, dispuestos a consumar su amor, descubrieron la mancha de
nacimiento que los marcaba a ambos.
-No puede ser, Emiliano. No puede ser
-comenzó a llorar Milagros.
Rápidamente echó mano a su ropa, prendida de
rubor, para el asombro del amante.
-¿Qué es lo que te ocurre, Mila? -preguntó
él.
Ella le hizo observar la mancha igual que
los marcaba, como a reses de la misma ganadería.
-Mi abuela me dijo que mi madre también
tenía la misma mancha que tengo yo. Y me habló de un hermano, mayor, que fue
dado en adopción porque la penuria era tan descomunal que no hubiesen podido
salir adelante con una criatura. Aquel niño fue la salvación, ya que lo dieron
a una familia pudiente que les proporcionó una buena cantidad de dinero. Me lo
contó mi abuela, llorando, pues nunca pudo olvidar lo sucedido. Ahora apareces
tú con la misma señal.
Emiliano ya se había vestido y no podía dar
crédito a lo que estaba escuchando.
-Es cruel lo que nos ha ocurrido. ¿Por qué
hemos tenido que enamorarnos, Mila?
-El destino es caprichoso, Emiliano. Pero no
tengo ninguna duda de que somos hermanos. De madre, al menos, pues mamá nunca
estuvo casada y desconozco quien fue mi padre, probablemente no fue el mismo
que el tuyo. ¡Dios tenga a nuestra madre en su gloria!
-¿Qué vamos a hacer ahora? -preguntó el
economista.
-No podemos ignorar nuestro parentesco.
-¿Esta coincidencia de manchas es suficiente
prueba de que eres mi hermana?
-Iremos a hacernos la prueba de ADN.
-¿Y si no somos hermanos?
-Podremos amarnos con la pasión que nos
trajo a este lugar.
-¡Es cruel, es cruel!
Emiliano preguntó a sus padres si había sido
un niño adoptado. Ellos se miraron extrañados por la pregunta. Contestaron,
tras el sospechoso silencio, que sí.
-¿Por qué no me lo habéis dicho, papá, mamá?
-No nos pareció necesario. Como hijo
biológico nuestro te hemos querido siempre.
-Queja no tengo de vuestros cuidados, de
vuestro cariño, de vuestra preocupación por mí. Pero tenía derecho a conocer mi
origen.
-Nunca te lo has planteado, Emiliano, hijo
mío -dijo la madre.
Él contó lo ocurrido con Milagros, el
descubrimiento de idéntica marca en ambos... el amor frustrado.
-¡Oh, hijo, lo sentimos de veras!
El padre había comenzado a sentirse azorado,
a dar paseos inquieto...
-¿Qué es lo que te ocurre, Álvaro?
-Nada me ocurre, mujer -respondió el marido.
-Te conozco... ¿Qué es lo que te ocurre?
Álvaro no pudo contenerse: "La madre de
Emiliano fue mi amante. Cuando quedó embarazada organizamos la adopción del
niño, ya que tú y yo no podíamos tener hijos. Seguimos viéndonos y nació
Milagros... Sí, lo siento, mujer. Lo siento, Emiliano. Eres mi hijo y Milagros
es tu hermana. De padre y de madre".
La mujer quedó horrorizada por el
descubrimiento y rogó que la dejaran sola.
-No irás a hacer una tontería, ¿verdad?
-No, no haré ninguna tontería. Pero dejadme
en paz.
Padre e hijo se retiraron. Éste con la
sensación de estar viviendo un drama folletinesco propio de un autor del siglo
XIX. Aquél con la pesadumbre del engaño prolongado.
-Mañana iremos a visitar a Milagros y le
explicaré lo ocurrido -anunció Álvaro-. Le pediré perdón. Espero que me
comprenda. Siempre socorrí a su abuela y, en silencio, le pagué los estudios a
su nieta, mi hija.
-Papá, papá, esta historia nos sobrepasa a
todos.
-Irreal parece, ciertamente.
Tanto como la carrera alocada de la mujer
que, armada de un cuchillo, trataba de alcanzar el corazón de su marido,
gritando:
-¡Don Álvaro y la fuerza del destino! ¡No
hay derecho a lo que me has hecho!
Emiliano pudo detenerla a tiempo y lograr
que se calmara.
-Siempre serás mi madre, siempre.
-Pero ese hombre, tu padre, es un traidor,
un mentiroso.
-Bien, bueno, lo es. Pero te ha querido
durante años.
-Me ha querido en el recuerdo de la que fue
tu madre, no nos engañemos.
-Te ha querido, mamá. Eso es lo que importa.
-Pero yo nunca más
podré quererlo.
-Mamá, esta historia nos sobrepasa a todos.
Como si un sino maligno se hubiese ensañado con nosotros.
"…Pero bien mirado, leyeron la nota que
había escrito el padre, todos habéis vivido bien gracias a mi empresa. Gracias
a mi dinero. A ti, Adela, nada te ha faltado nunca, ni lujos ni viajes. Tú,
Emiliano, has cursado la carrera que has querido y has tenido una vida fácil,
como corresponde a un hijo de padre adinerado. Milagros se ha criado al cuidado
de su abuela, cierto, pero nunca le faltó de nada y también pudo estudiar lo
que le gustaba...".
Tomaron la nota como una despedida y,
temiendo lo peor, tanto Milagros como su hermano, pidieron permiso en el
trabajo y corrieron a buscar a su padre.
Irrumpieron en el despacho, saltándose los
gritos disuasorios de la secretaria. Álvaro Granados, sobre el amplio, lujoso y
comodísimo sofá, disfrutaba los abrazos y besos apasionados y desnudos de su
amante.
El cinismo tiene un origen ancestral, pero en esta época se ha convertido en una lacra de moda.
ResponderEliminarFalsos discursos, demasiadas veces contrarios no por el mero hecho de contrariar sino para sacar cualquier tipo de rédito (eso sí: con estudiada coherencia ambivalente); falsos arrepentimientos para seguir engañando tras un fugaz y tal vez fingido reconcomio; falsas expectativas de progreso, ya que quienes las difunden poseen información privilegiada; falsa equidad por el exceso de recomendaciones subrepticias... "Líbrame de mis amigos que de mis enemigos ya me libro yo".
El cinismo, escribí alguna vez, es un arma cargada de futuro. Para el cínico, si no lo desenmascaramos antes. ¿Se puede ser cínico toda una vida? ¿Y mantener la vida en la mentira y la doble cara? Álvaro Granados era de esos. ¿Acaso el dinero da derecho a la doble vida?
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ResponderEliminar"La poesía es un arma cargada de futuro". (Gabriel Celaya)
ResponderEliminar¿Acaso la doble vida da derecho al dinero?
Hay quien define cinico como el que sabe el precio de todo pero desconoce el valor de nada.....y en este relato para mi se confirma.
ResponderEliminarAlgo parecido decía Oscar Wilde de forma general comparando precio y valor. Aplicarlo al cinismo me parece una acepción interesante: matiza la generalidad. Seguro que de ella brotan bastantes más matices.
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