Relación
condicionada
Antonio
García Velasco
La llamaban compartidora desde el
momento en que descubrieron que compartía su pareja con otra mujer. Ésta comprendía
que era la forma más fácil de satisfacer sus necesidades sexuales. O pagaba a
un gigoló o aceptaba la propuesta ofrecida por su hermana. No disponía de
dinero para la primera opción. En nada era agraciada: ni cara bonita, ni tipo
bien proporcionado, pechos pequeños... Laura, por el contrario, era una miss
con belleza de concurso, aunque nunca había querido competir: guapa, esbelta,
bien proporcionada.
-Una condición te pongo, Gerardo: que,
cuando ella lo requiera, vayas a retozar con mi hermana.
-No te comprendo, Laura.
-Ya sabes como es. Y tiene las mismas
necesidades que cualquier mujer. Si vas con ella, me tendrás completamente
entregada a tus satisfacciones.
Totalmente enamorado de Laura,
apasionado por su ser, Gerardo terminó aceptando la insólita proposición.
-Primero con ella y, después, conmigo.
El hombre acudió a casa de Ernestina,
que lo esperaba con la casa a tenue luz, en ropa ligera, con una música íntima
e incitadora, con una copa de licor y un brindis. Se mostró cariñosa y él, que,
en principio, sentía la cáscara de los prejuicios y el rechazo, tras apurar el
néctar ofrecido, respondió a las provocaciones.
-¡Oh, Gerardo, ha sido maravilloso!
-exclamó ella.
-No, no ha estado mal.
-Te aviso para la próxima vez.
Cuando volvió a casa de Laura, ésta ya
había recibido la llamada de su hermana, con el relato de los hechos, con la
confesión eufórica y feliz de lo bien que lo había pasado. La bella miss
escuchó los detalles del encuentro y comenzó a experimentar el zumbido de la
excitación.
-Gerardo, vamos -dijo sin más,
arrastrándolo a la habitación.
Pero el cuerpo de Gerardo no respondía
ni a la belleza de ella, ni a su estriptis, ni a los besos, ni a las caricias.
-¿Tan agotado te ha dejado mi hermana?
-Supongo que sí, Laura querida. Supongo
que sí. Me ha exprimido como a un limón.
-Mañana será otro día -respondió la
mujer, resignada, comenzando a vestirse.
Durmieron uno junto a otro, en un roce
estéril e impreciso: ella decepcionada; él, exhausto e invadido de un
sentimiento agridulce. Por la mañana, no obstante, tras el desayuno, Laura y
Gerardo consumaron la relación. Ella no experimentó la intensidad del placer
que le había relatado Ernestina y él no quedó tan satisfecho como la noche
anterior: ni había experimentado los mismos impulsos ni la necesidad de repetir
dos veces más como ocurrió con Ernestina.
Los episodios se sucedieron y Gerardo,
cuando iba a casa de Ernestina, con la copa, la música, la ropa ligera que la
cubría, terminaba siempre entregado con una pasión fuera de lo común. Tras
tales encuentros, Laura encontraba un hombre deshecho, incapaz de erección
satisfactoria, mohíno y desganado. Se acercó a casa de su hermana y descubrió
la sustancia que disolvía en la copa previa. Experimentó también con la media
luz, la música íntima e incitadora, la ropa insinuante y la copa de la magia.
-¡Oh, Gerardo, Gerardo, hoy sí que me
has satisfecho! -exclamó tras la prueba con los procedimientos de su hermana.
-¿Habremos encontrado, al fin, la clave
de nuestra relación? -preguntó el hombre.
Gerardo mantuvo durante algún tiempo
las relaciones con las dos hermanas. Adelgazaba de manera alarmante y decidió
tomarse unas vacaciones en un monasterio, alejado de mujeres, copas y músicas
que no fuesen cantos de oración y penitencia.
Una relación, por lo que leo, condicionada, compartidora pero también impositiva. Con triple imposición: "Primero con ella y, después, conmigo"; el preparado para espolear la lívido; un secreto sólo entre dos cuando se conforma un trío. E, igual que el ayuno moderado mejora la salud corporal, el exceso de lujuria impele a un celibato con fecha de caducidad pero apetecido. No por repetirla pierde credibilidad afirmar que en el equilibrio residen los cimientos de nuestro objetivo último, quizás único: la felicidad.
ResponderEliminarNada con exceso, ¿verdad? ¿Qué será de Gerardo cuando vuelva, si es que vuelve, de su retiro?
ResponderEliminarPosiblemente, tendrá que recurrir de nuevo al retiro, otra vez extenuado.
Eliminar