Desdémona
y Miguel Matas
Antonio García Velasco
He aprendido de Otelo y, por
más que me insinúan y me repiten lo contrario, no dudo de la fidelidad de mi
Desdémona. No aumentaré la estadística de la violencia machista con una muerte
más. Me niego a admitir que ella me engaña y, si así fuese, no llegaría a violentarla.
Pero, no, no me es infiel, ni hablar. Y menos con mi ayudante Cassio, disimulado
y respetadísimo gay, que ya prepara ilusionado su boda con Miguel Matas, es
decir, conmigo. Claro que, antes de anunciar el compromiso, tengo que romper
con ella y vueltas le doy al modo de alejarla de mi vida. La ocasión llegó, por
fin, pues Desdémona nos encontró juntos en la cama a Cassio y a mí. No tuvo
contemplaciones y me disparó a bocajarro. Luego se suicidó. Cassio quedó traumatizado
por la violencia de género.
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