Conturbar pulcro
Antonio García Velasco
Su diversión
favorita era conturbar pulcra y cínicamente. Un día lo intentó con el socarrón
del labriego Paco el Higueras. Después de un rato de discretas y elegantes
impertinencias, con las que intentaba molestarlo, Paco, más tranquilo que la
higuera que le daba nombre, contestó: "Parece que usted le habla al
loquero confesándole las negruras de su entraña de usted, con las ansias de que
se la aclare un poco. Pero, ya ve, se ha equivocado de tumbona". Dio media
vuelta y, aunque no había terminado la copa, se marchó del bar. La carcajada
del gañán retumba todavía en los oídos de los parroquianos.
El Higueras sí que era discreto y elegante.
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