El informe
Antonio García Velasco
Como
no iba suficientemente abrigado temió coger un resfriado. Pero pensaba:
"Allí me dio su pecho..." Continuó caminando. Cuando llegó a su casa,
la encontró atrincherada tras la mesa rebosante de papeles: "Tengo mucho
trabajo". "Aquello que me diste el otro día quiero", dijo
guiñando el ojo. "Hoy tengo mucho trabajo", repitió la mujer. "Y
me llaman por teléfono recordándome que mañana tiene que estar el informe
terminado". "Es imposible leer esa masa ingente de papeluchos",
argumentó él. "Son documentos muy valiosos", respondió ella.
"¿Para quién son valiosos?" "Para la empresa, por
supuesto". "Está prohibido traer el trabajo a casa". Y, con las
mismas, arrojó los papeles al fuego de la chimenea. Ella comenzó a reír y así
fue como, frente a las llamas, los dos entraron en calor. Él evitó el resfriado
y tuvo aquello que me diste el otro día. Ella entregó un informe delirante y perdió el empleo.
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