Isla desierta
Antonio García Velasco
Preguntó en voz alta: "¿Quién vive aquí?" Prosiguió
dando gritos y, al no escuchar respuesta, concluyó: "Soy la única persona
que vive en esta isla, pero bien me gustaría tener una compañera". En
aquel momento la vio: sentada, en pose de modelo, bella como ninguna.
Atractiva. Pensó: “Estoy soñando”. Al acercarse a ella, escuchó una voz
celestial que decía: “No es bueno que el hombre esté solo; por ello he creado a
una persona como tú para que os hagáis compañía”.
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