Mundo
robot
Antonio García Velasco
HABÍA
mucha gente alineada a lo largo de la avenida por la que pasaría el desfile de
robots. La figura que más pánico y admiración causó fue el
acompañado por un
ciempiés robot, a modo de perrito de compañía. De color verde eran los dos.
Recorrían la calzada con pasos firmes y decididos, como dueños del mundo. Nadie
pudo apartar la mirada de aquella imagen. Estaban todos fascinados, prendidos
en una suerte de éxtasis sublime. Sólo Esperanza se deshizo de la fascinación y
se volvió a las páginas del libro; “…los profesionales están fuertemente divididos al valorar el
impacto que el avance en la Inteligencia Artificial y la robótica tendrá sobre
el mercado laboral…”
Entonces sus compañeros
comprendieron y comenzaron a temer por su trabajo.
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