La frustración de la luz
Antonio García Velasco
En
medio de la muchedumbre de la plaza, había un turista mirando boquiabierto la
fachada de la catedral. Y, de pronto, se apagaron todas las luces de la ciudad.
Una voz gritó por encima de los inquietos murmullos: "¡Cada uno a sus
deseos!" El turista era extranjero y no hablaba ni entendía español. Dijo
en su idioma que "no comprendía". Uno de los más cercanos respondió:
"Que cada uno haga lo que desee". Como todo era oscuridad, nadie
sabía quien besaba, quien abrazaba, quien palpaba, quien robaba, quien golpeaba, quien
disfrutaba, quien se defendía... Las luces volvieron provocando muchas
frustraciones y amarguras.
Yo estuve allí y doy fe que que así fue. Saludos Antonio, me ha encantado!!!
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