jueves, 26 de enero de 2017

43 La música extremada por sabia mano gobernada


La música extremada por sabia mano gobernada

Antonio García Velasco



Era un músico de éxito popular. Tocaba el acordeón con tal habilidad y dominio que, siempre que se ponía a interpretar, era rodeado de una gran muchedumbre que escuchaba boquiabierta y entusiasmada. Lo divisó en la plaza, rodeado, como de costumbre, por un nutrido grupo de gente. Se distrajo observándolo cuando sobrevolaba por encima de un edificio. Quedó tan embebido por la música que vino a clavarse en la veleta del tejado. Sólo el perrillo de Lucía se percató del grito y comenzó a ladrar con la vista puesta en aquel tejado. Cesó la música, muy a pesar de la concurrencia. Nadie podía explicarse el suceso, aunque muchos pensaron que era un santo despistado que levitaba, un superhéroe suicida o un técnico que había sufrido un accidente laboral.


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