Joven casadera
Antonio García Velasco
Le dijo con descaro: "Si tuvieras un caudal comparable a la
hermosura de ese rostro que bendigo, me casaría contigo". Su discurso era
aprendido, pero sincero. Ella contestó sin ningún lirismo: "Vete a la
mierda". Y se retiró apresurada. Ignoraba él que se trataba de la hija de
un multimillonario, casadera, sin compromiso y, ciertamente, tan bella como
fortuna tenía su padre. Cuando le llegó la noticia de quien era la mujer, se
consoló diciendo: "De todas formas, era demasiado joven e inmadura para
desposarla".
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