Ministerio
Antonio García Velasco
Cuando no tenía
sueño y, según la costumbre, era la hora de dormir, iba a la nevera a buscar un
yogur. Y rezaba, o, mejor dicho, rezongaba lo siguiente: "Yogurcito de mi
vida, / Yogurcito de mi amor, / te como con el deseo/ de que duerma mi
razón". Pero aquella noche le falló el rito, aun acabando con todos los
yogures conservados en el frigorífico y recitando hasta la saciedad la
cantinela: su mente no dejaba de darle vueltas a su nombramiento de Ministro de
Educación y Cultura: "Yogurcito de mi vida, / Yogurcito de mi amor, / te
como con el deseo/ de que guíes mi razón".
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