El
ciempiés de Buridán
Antonio García
Velasco
Había
una vez un ciempiés que tenía mucha hambre. Decidió salir de su madriguera para
comprar algo de comida. Pero se dio cuenta de que no tenía zapatos y podía
lastimarse un pie, según las advertencias de la sanidad pública sobre el
peligro de caminar descalzos por calles o campos. Caminando con mucho cuidado,
fue a casa del zapatero para comprarse cincuenta pares de zapatos. El zapatero
le dijo que no disponía de tantos calzados iguales ni desiguales. El ciempiés
muy disgustado volvió a su casa resignado a morirse de hambre. ¿Y no podía
haber comprado comida de vuelta a casa? Y si hay quien tiene más de 300 pares
de zapatos, ¿no podía dejarle cincuenta al pobre ciempiés? Y, si el ciempiés ha
andado siempre descalzo, ¿quién le mandaba hacer caso a la sanidad pública?
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