La
silvita
Antonio García Velasco
Fueron a consultar al adivinador. Éste, tras
un interrogatorio que hizo pensar que era juez o fiscal más que adivino, dijo
sin más:
-Silvita. Extrajo el compuesto letal de la
silvita.
-¿Quién, cómo? -preguntó uno.
-¿Quieres decir que murió asesinado?
-inquirió el otro.
Y respondió el consultado:
-Quiero decir lo dicho. Nada puedo agregar.
Nada debo añadir. Nada adicionar puedo.
La silvita, averiguaron, es una roca salina
cuyo componente es el cloruro potásico, empleado en las ejecuciones como
inyección letal.
El presunto asesino era químico. Pero ¿qué
interés podría tener en matar a su cuñado Anselmo? La hermana, es decir, la
esposa, ya viuda, de Anselmo parecía feliz en su matrimonio, aunque ya
discurriera por las vías de la costumbre, la serenidad de las relaciones, la
rutina de la cotidianidad. Nunca se había lamentado de malos tratos. Jamás
sufrió síntomas que pudieran justificar las quejas. ¿Por qué, pues, su hermano
iba a privarla de su compañero?
Investigaron los mensajes de WhatsApp.
"Te aseguro que soy capaz de todo como
prefieras a mi hermana".
"Con tu hermana estoy casado".
"No hay fuego en las relaciones con
ella y fuego vivo tendrías a mi lado".
"Nos hemos llevado bien, cuñado. No
quieras estropear estos años de convivencia".
"Es inevitable lo que siento por ti. Y
me consta lo que tu sientes. No te engañes".
"¡Por el amor de Dios! ¡Por el amor a
tu hermana!"
"Por el amor a ti... Te aseguro que soy
capaz de todo".
Preguntaron a Silvia, la viuda:
-¿Sospechaba de la posible homosexualidad o
bisexualidad de su marido?
-Mi marido cumplía como marido y nunca tuvo
gestos de gay.
-Su hermano de usted, según parece, estaba
enamorado de Anselmo.
-¡No me vengan con calumnias, no me vengan
con esas barbaridades! -y se lanzó al abismo del llanto, al río turbulento de
las lágrimas.
-Debe calmarse, señora. Estamos
corrientemente realizando un trabajo de investigación, aunque con la lentitud
de un caracol. La muerte de Anselmo se produjo por cloruro potásico y su
hermano de usted es químico.
-¡Aahhh! ¿Están acusando a mi hermano de la
muerte de mi marido? -continuó arrastrada por la turbulencia incontenible del
río de sus lágrimas.
Tuvo que ser atendida a causa de su estado
de intensa y anhelante excitación nerviosa. Dejaron para otra ocasión el
interrogatorio.
-He perdido a mi marido y ahora quieren quitarme a mi hermano, la
única familia que tengo -se dijo Silvia al quedarse sola-. No lo consentiré de
ninguna de las maneras. ¡Por Dios que no lo consentiré!
Silvia: mujer de los bosques. Reino vegetal.
ResponderEliminarSilvita: cloruro potásico. Reino mineral.
Asesinato: amor mal entendido. Reino humano.
Acertado. Gracias.
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