Se reanudará la publicación de cuentos breves
Por razones como la participación en los actos FRONTERAS DE SAL y la entrega a Emilio Lledó del Premio Erasmo de Róterdam de Humanismo Solidario , por la dedicación a preparar la conferencia que anunciaba en la entrada anterior y otras, durante estos últimos días, desde el 13 de febrero, no he publicado el cuento breve diario. No conseguía el tiempo necesario para escribir. Ni acaso el clima que requiere la escritura. Tan sólo salió de mi pluma un poema inspirado en el lema de las jornadas citadas, "Fronteras de Sal". Lo reproduzco. Como título el referido lema:
* NINGÚN SER HUMANO ES ILEGAL.
MÁLAGA, CIUDAD ABIERTA
Necesario no es que justifiques tu
existencia
con un certificado.Estás aquí, me consta. Papeles se nos piden
por control de buró.
Pero yo no preciso que me muestres
documentos del miedo y los recelos.
Marcaron las fronteras
por intereses burdos y temores:
pertenecemos a una especie ruda
que vive de rapiñas.
Recelamos los unos de los otros.
Pero hoy por hoy me visto de esperanza
y no quiero papeles.
Tan sólo quiero manos
abiertas de acogida.
La mano solidaria de un hermano.
No somos ilegales los humanos,
estemos donde estemos,
estemos donde guerras miserables
nos arrojen o pierdan,
estemos donde el hambre
nos ponga de patitas,
estemos más allá
de nosotros incluso.
Papeles no preciso que me digan
que existes, ser humano.
No somos ilegales ni tú ni tu familia,
ni yo ni mis amigos, mi familia
o esa persona extraña que me tiende su brazo.
(Antonio García Velasco. Málaga. febrero 2018)
Indudablemente.
ResponderEliminarY dentro de cada país, por muy civilizado y próspero que se nos dibuje, existen las fronteras sutiles de quien se siente con derecho a ser servido y de quien no tiene otro remedio que servir.
Se utiliza con los puestos de "responsabilidad", con el dinero, con el prestigio social... un escalafón en forma de pirámide.
Distamos muchos de considerarnos iguales. Y lo somos. Aunque nos falte mucho, mucho camino para admitirlo con hechos. De ahí la importancia de mantener siempre con calor, aunque a veces sólo nos queden rescoldos defraudados, la llama de la utopía.
Juan de Humi
La utopía es la luz al final del túnel.
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