El
cocinero poeta
Antonio García Velasco
Cuando
pidió su incorporación al nuevo puesto de trabajo, estaba muy lejos de pensar
que lo elegirían para participar en el Campeonato de Restauración.
Pregunté:
-
¿Restauración de monumentos arquitectónicos? ¿Restauración de muebles u otros
enseres? ¿Restauración en favor de un régimen político auténticamente
democrático?
Me
respondió:
-Restauración-restaurante.
¿No lo entiendes?
Caí
en la cuenta:
-
¿Comida, cocina? Eres cocinero, ¿no?
Se
echó a reír:
-Nunca
te lo había dicho, ¿verdad? Es mi profesión.
Sí,
cierto, desconocía que se dedicara a "las artes culinarias". Siempre
lo había tenido por un profesor de gimnasia, retórica o escritura creativa: era
un poeta y por su obra lírica llegamos a ser amigos.
El
premio en el Campeonato de Restauración coincidió con la concesión del premio
Proclama de Poesía, por su libro "El ágape de los brujos". Tanto
poetas como cocineros quedaron sorprendidos. No es difícil imaginar la causa:
aquellos ignoraban la profesión y éstos, las aficiones, devociones, pasiones
literarias. Los poetas fueron a celebrarlo al restaurante donde trabajaba. Los
cocineros decidieron leer el libro premiado.
Dije:
-Nos
has sorprendido a todos.
Respondió:
-La
vida es una caja de sorpresas.
"Y
de envidias", pensé.
La
prensa digital y en papel, la radio y la televisión se hicieron eco de la
conjunción de un cocinero poeta, un poeta cocinero. Fue noticia el hecho de que
ganara, en la misma fecha, dos premios de naturaleza tan diferente.
Declaró:
-Crear
es cocinar, crear es escribir versos. La comida deleita unos sentidos y la
poesía, los sentimientos, o sea, otros sentires.
Preguntaron:
-
¿Cómo se interfieren los ingredientes de una receta y los ingredientes de un
poema?
Salió
como pudo:
-Hay
poemas que celebran la comida y hay comidas que hacen honor a la poesía.
Alardes
de su cultura hizo el entrevistador:
-Baltasar
del Alcázar alaba en "La cena" el buen comer: "...Rebana pan.
Bueno está. / La ensaladilla es del cielo / y el salpicón, con su ajuelo, / ¿no
miras qué tufo da? // Esto, Inés, solo se alaba; / no es menester alaballo; /
sola una falta le hallo: / que con la priesa se acaba". ¿Has alabado en
algún poema el arte de cocinar?
Contestó:
-Es conveniente leer "El ágape de los
brujos".
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