viernes, 12 de enero de 2018

12 El bardo del centro de acogida


El bardo del centro de acogida

Antonio García Velasco



Cuando fui como voluntario para ayudar en el centro de acogida, tuve la suerte de encontrármelo. Me dijo en correcto español que era un bardo moderno, o sea, un poeta de ascendencia celta. Hablamos mucho durante los días de mi voluntariado, tanto de refugiados, condiciones de vida y derechos humanos como de poesía y literatura en general.

Una tarde, conseguí los permisos necesarios para que viniese conmigo al Ateneo. Pasé por la joyería a hacer unos recados para mi hermana y, luego, llegué a la librería para recoger un volumen que tenía encargado.

Ignoro como se las arregló, pero en la joyería trasladó a sus bolsillos un carísimo anillo y, en la librería, sustrajo las poesías completas de Luis Cernuda, en un grueso volumen.

Me dijo a modo de explicación:

-El de la joyería no se va a arruinar y el robo de libros siempre está perdonado, en tanto que resulta un acto de difusión de la cultura. Y no existe causa más bella, después de la causa útil de dar de comer al hambriento.

-Espero que no me culpen a mí, que son amigos los de la joyería.

-Honorable señor, no le culparán a usted, aunque sospechen de su acompañante.

-Confiemos en que no nos relacionen con el robo.

Llegamos al Ateneo donde estaban invitados a leer poesía dos conocidos autores de la ciudad. Yo debía presentarlos y, con el permiso de los invitados, conseguí que mi bardo leyera, en voz original y en versión española, uno de sus poemas:



Hiciera un hurto y mil robos

por tu mano delicada.

Para pedirte limosna

de amor y de dulces labios.

Acéptame este regalo

conseguido para ti.

Por favor, no lo rechaces.

Quiero ponerlo en tu mano.



El muy lerdo dijo que los versos los había improvisado para mí y que, por mí, volvería a robar. También quiso regalarme el libro de Cernuda.

-Te has confundido, amigo. Tengo una esposa y dos hijos.

Se volvió corriendo, decepcionado, al centro de acogida. Aunque sigo con mi labor de voluntario, no lo he vuelto a ver.

2 comentarios:

  1. Al final el bardo prefirió el bar del centro de acogida.

    Buen micro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El bardo se enamoró equivocadamente. Pobre decepcionado y, encima, refugiado. Gracias, Víctor.

      Eliminar