La
cangreja
Antonio García Velasco
Dije
riendo:
-Que no, hombre, que no, que una cangreja no es la
hembra del cangrejo, el crustáceo decápodo. Una cangreja es la vela envergada
por tres relingas.
-O sea, la niña esa que se fue con tres a la
habitación de un hotel. ¿Esa es una cangreja?
-No te enteras, no. Estamos hablando del mar, de
barcos, de bajeles.
-O sea, de piratas. ¿Y no te parecen buenos
piratas tres que van a divertirse a costa de una niña menor de edad?
-Admito que verga es también el falo o miembro
genital de los mamíferos. Pero es igualmente la percha a la cual se asegura el
grátil de una vela.
-Oh, el grátil, el gratis... ¿Iba por dinero la
niña o por pura diversión?
-El grátil es la orilla de la vela por donde se
sujeta el palo o verga. Y relinga no es ningún individuo sin escrúpulos a la
hora de divertirse, que es una cuerda en la que van colocados los plomos y corchos
de las redes de pescar. O el cabo que refuerza los bordes de las velas.
-Claro, bordes han de ser los capaces de ir a
divertirse a costa de una criatura consentidora, ávida de aventuras y
experiencias nuevas. Pero criatura, al fin y al cabo.
-Mira, yo creo que es mejor dejar la conversación
y marcharnos cada uno a su casa, o juntos, a tomar una cerveza con una buena
tapita de magro con tomate.
-Acepto tu invitación, por supuesto. Pero has de
admitir que existen palabras que merecerían mejores significados.
-La única condición que te pongo para convidarte
es que admitas que una cangreja no es la hembra del cangrejo.
-Por supuesto, por supuesto. Ciento cincuenta y
cinco veces lo admitiría, que uno no es tan cabezota como los que ya sabes.
Y se fueron juntos al bar El Cangrejo, el de la plaza Chica.
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