viernes, 2 de septiembre de 2011

No confundir horas lectivas con jornada laboral

Horas lectivas/horas de trabajo
Antonio García Velasco

Esperanza Aguirre ha caído en la vulgaridad común de igualar el número de horas lectivas con el número de horas de trabajo del profesorado: “La presidenta de la Comunidad de Madrid ha depositado hoy su confianza en los profesores y en que no vayan a la huelga, entre otras razones porque la legislación "permite u obliga" a incrementar hasta 20 horas su jornada laboral, que es inferior a la del "resto de madrileños"”. Y una cosa son las horas lectivas, durante las que el profesorado se enfrenta a la clase, formada por 25 ó 30 alumnos, cada uno de su padre y de su madre, y otra cosa muy distinta son las horas de trabajo, las horas que no acaban a la salida del colegio o del instituto, que se prolongan en la casa, en las preocupaciones, en la dedicación a preparar las clases del día siguiente, a preparar y corregir exámenes y ejercicios, etc., etc. Y eso sin contar reuniones, atención a padres, a tutorías, a guardias, burocracia –que cada día se han de rellenar más papeles, o documentos “on line”, proyectos, informes, memorias y, como decía mi compañero mal hablado en plata, las leches y las habas que a la administración tiene a bien mandar.

Un día, cuando Jorge Guillén vivía en el paseo marítimo de Málaga, fui a visitarlo, como en otras ocasiones. Me preguntó: “¿Cuántas horas tiene de clase a la semana?”. Por aquella época yo era profesor de instituto –de Enseñanza Media, se decía entonces. Le contesté: “A la semana, 21 horas”. Y respondió: “¡Veintiuna horas! ¡Qué barbaridad! Seguro que le pagan mal”. Él estaba acostumbrado a sus pocas horas lectivas en Estados Unidos, donde, posiblemente, nadie tenía la torpeza de confundir “horas lectivas” con “horas de trabajo” de los profesores. Y con mejores sueldos. La mayoría de los madrileños trabajarán más de 20 horas a la semana, pero no son horas lectivas. También el profesorado trabaja más de 20 y, en ocasiones, más de 40, o más 50, horas a la semana. Aunque sólo se vean las lectivas, las 18 actuales, las 20 de Esperanza Aguirre, las 21 ó 24 que se daban en otro tiempo, las 25 que siguen impartiendo los maestros. Y no hablamos de la enseñanza privada, que es otro tema.

A lo mejor tiene razón la Presidente de la Comunidad madrileña y, en tiempos de crisis, hay que impartir 20 horas de clase, pero no puede admitirse la vulgaridad o la ignorancia, o la mala leche, de confundir jornada lectiva con jornada laboral. Menos aún desde un cargo público.