Hallé la respuesta viendo…
Antonio García Velasco
Cuando he mirado la fecha de mi último artículo en este Blog, no acertaba a explicarme las causas de tan prolongado silencio. Es
cierto que las obligaciones profesionales y añadidas colateralmente no siempre
lo dejan a uno escribir con más regularidad. Pero siempre es posible hacer un
hueco y lanzar algún comentario o creación. Y no lo he hecho. ¿Por qué?
Es posible que la respuesta la haya
encontrado en unos versos de León Felipe: “¡Qué pena si la vida tuviera / -esta
vida nuestra- / mil años de existencia! / ¿Quién la haría hasta el fin
llevadera? / ¿Quién la soportaría toda sin protesta? / ¿Quién lee diez siglos
en la Historia y no la cierra / al ver las mismas cosas siempre con distinta
fecha? / Los mismos hombres, las mismas guerras, / los mismos tiranos, las
mismas cadenas, / y los mismos farsantes, las mismas sectas/ ¡y los mismos, los
mismos poetas! // ¡Qué pena, / que sea así todo siempre, siempre de la misma
manera!”.
León Felipe -el día 11 de abril se
¿conmemorarán? los ciento treinta años de su nacimiento (Tábara, Zamora, 1884)-
sigue siendo un poeta incómodo: ¿por su independencia de todas las corrientes
literarias?, ¿por su trayectoria vital y política?, ¿por su vida bohemia y
errante aun procediendo de una familia acomodada y haber ejercido como
farmacéutico?, ¿por su forma de escribir poesía? Mil preguntas más, sin
respuesta alguna, convincente al menos.
Él se retrata en sus poemas como
caminante, como romero (“Ser en la vida / romero, / romero sólo que cruza /
siempre por caminos nuevos…”), aunque, en ocasiones, declara y lamenta su
soledad, como nuestro amigo José García Pérez declaraba –y lamentaba- la suya
en su escrito del 28-03-2014: “¡Qué solo estoy, Señor! / ¡Qué solo y qué
rendido / de andar a la ventura / buscando mi destino!... / En todos los
mesones / he dormido; / en mesones de amor / y en mesones malditos, / sin
encontrar jamás / mi alberge decisivo…/ Y ahora estoy aquí solo… / rendido / de
andar a la ventura / por todos los caminos. / Ahora estoy aquí solo, / en este
pueblo escondido, / pensando / que no está aquí mi sitio, / que no está aquí
tampoco / mi albergue decisivo”.