domingo, 30 de marzo de 2014

Una respuesta al silencio



Hallé la respuesta viendo…
Antonio García Velasco

Cuando he mirado la fecha de mi último artículo en este Blog, no acertaba a explicarme las causas de tan prolongado silencio. Es cierto que las obligaciones profesionales y añadidas colateralmente no siempre lo dejan a uno escribir con más regularidad. Pero siempre es posible hacer un hueco y lanzar algún comentario o creación. Y no lo he hecho. ¿Por qué?

Es posible que la respuesta la haya encontrado en unos versos de León Felipe: “¡Qué pena si la vida tuviera / -esta vida nuestra- / mil años de existencia! / ¿Quién la haría hasta el fin llevadera? / ¿Quién la soportaría toda sin protesta? / ¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra / al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha? / Los mismos hombres, las mismas guerras, / los mismos tiranos, las mismas cadenas, / y los mismos farsantes, las mismas sectas/ ¡y los mismos, los mismos poetas! // ¡Qué pena, / que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!”.

León Felipe -el día 11 de abril se ¿conmemorarán? los ciento treinta años de su nacimiento (Tábara, Zamora, 1884)- sigue siendo un poeta incómodo: ¿por su independencia de todas las corrientes literarias?, ¿por su trayectoria vital y política?, ¿por su vida bohemia y errante aun procediendo de una familia acomodada y haber ejercido como farmacéutico?, ¿por su forma de escribir poesía? Mil preguntas más, sin respuesta alguna, convincente al menos.

Él se retrata en sus poemas como caminante, como romero (“Ser en la vida / romero, / romero sólo que cruza / siempre por caminos nuevos…”), aunque, en ocasiones, declara y lamenta su soledad, como nuestro amigo José García Pérez declaraba –y lamentaba- la suya en su escrito del 28-03-2014: “¡Qué solo estoy, Señor! / ¡Qué solo y qué rendido / de andar a la ventura / buscando mi destino!... / En todos los mesones / he dormido; / en mesones de amor / y en mesones malditos, / sin encontrar jamás / mi alberge decisivo…/ Y ahora estoy aquí solo… / rendido / de andar a la ventura / por todos los caminos. / Ahora estoy aquí solo, / en este pueblo escondido, / pensando / que no está aquí mi sitio, / que no está aquí tampoco / mi albergue decisivo”.