viernes, 20 de agosto de 2021

071 Microcuento EL RAMO DE GLOXINIAS

 

El ramo de gloxinias

Antonio García Velasco

 

Un mensaje de justicia y reparación. Merecedor de albricias. Llevó la carta en mano y, como compensación, le entregaron un ramo espléndido de gloxíneas o gloxinias.

    Cuando Ignacio, el mensajero, salió de la finca, estrelló las flores contra la valla y las pisoteó con rabia:

—¡Un ramo de flores! Habrase visto, como si les costara algo conseguirlas en su gran jardín. ¡Que se las coman o se las metan por donde le quepan!

Lo receptores, cuando vieron los restos de sus gloxinias, se consolaron pensando que "no se hizo la miel para la boca del asno".

"Después de la prisa que me di para llevarles la buena noticia, no se les ocurre otra que darme un ramo de gloxinias que acababan de recoger del jardín".

—¡Un ramo de gloxinias! —exclamó Rosita al escuchar a su pareja—. ¿Me lo darás, verdad? ¡Me encantan esas flores!

sábado, 14 de agosto de 2021

070 Microcuento EL LENGÜILARGO

 

El Lengüilargo

Antonio García Velasco

 

Tenía la lengua larga en el doble sentido: el anatómico y el que corresponde a deslenguado. Lengüilargo, pues, le venía como apropiada denominación.

De la mujer del barbero comenzó a rumorear que el bebé que esperaba era de don Genaro, el cura, pues, Joaquín, el peluquero tenía una vena de más allá que de acá.

—¿Y eso que quiere decir, Lengüilargo?

—Lo dicho. Un día vi salir a don Genaro de casa de Filo, mientras Joaquín estaba en su barbería. Más de una vez lo he visto rondando la calle y entrando en esa casa. ¿Y no os habéis dado cuenta de que Joaquinito habla, pela y barbea con demasiada delicadeza? Vamos que si no es marica, poco le falta.

—Te pasas de la raya, Lengüilargo. Con las púas que suelta tu boca tendríamos para alambrar la plaza.

—¿Y para que queremos una plaza alambrada? Lo que tenemos que hacer es aclarar las cosas y si el cura es un indeseable y Joaquín un mariquita, echarlos del pueblo. Sin contemplaciones.

—¡Deslenguado!

Un deslenguado de la peor calaña resultó el murmurador: Genaro era hermano de Filo, la mujer de Joaquín y éste no solo tenía preñada a su señora sino también a media docena de muchachas casaderas, del pueblo, de pueblos colindantes o de los cortijos próximos. Su delicada palabrería, sus modales delicados resultaban siempre irresistibles para las mujeres y él era un mujeriego.

 

domingo, 8 de agosto de 2021

069 Microcuento CORNEJO, EL BOXEADOR

 

Cornejo, el boxeador

Antonio García Velasco

 

Su alias de combate era Cornejo y no Conejo o Comejo como algunos le decían por confusión o falta de atención al leer su nombre. "Cornejo es un arbusto de madera muy dura. Y tú tienes madera para ser un campeón", le dijo su entrenador de boxeo.

Sus padres habían consentido que fuera al gimnasio, pero no sospechaban que se entrenaba para boxear. Una noche volvió a la hora de acostarse y no de cenar. Se percataron de los hematomas de la cara y le estropearon la alegría del primer combate de verdad, que había ganado como pensaba ganar muchos más.

—Me he dado un golpe... Un pequeño accidente.

—Tienes que gastar cuidado... Iré a ver qué clase de entrenamiento te están dando —dijo su padre.

—Ni hablar, papá. El incidente ha ocurrido fuera del gimnasio.


—¿Te han asaltado en la calle? —preguntó sofocada la madre.

—No, mamá. He resbalado y me he dado contra un banco de esos que están poniendo en las aceras. Eso es todo.

No se atrevió a dar ni mostrar el dinero ganado por el enfrentamiento en el ring.

Como los billetes iban aumentando los dígitos en la cuenta bancaria, Cornejo llego a decir a sus padres que le había tocado la lotería y tuvo que inventar muchas otras excusas para justificar el efecto de los golpes recibidos o las ausencias por viajes para boxear.

Cuando tomaron conciencia de las aficiones y ocupaciones de su hijo, Cornejo era celebrado como campeón nacional; había ganado lo suficiente para rescatar de la pobreza a sus progenitores y darles una vida acomodada.

—¿Por qué nos lo has tenido oculto, por qué? —preguntó su madre.

—Simplemente porque nunca habéis querido que fuese boxeador.