Los
centauros en Antonio Machado y en Sara Quijano
Antonio
García Velasco
En
su obra poética, Antonio Machado emplea tres veces la palabras
"Centauro" y una vez "Centauros". Y viene a cuento este
dato porque el personaje de la novela LA EMPODERADA Y MALDICIENTE SARA escribe
un libro de poemas titulado Centauros en la playa de arenas movedizas.
¿Tuvo algo que ver la lectura de los versos de Machado en el título y tema de
la obra de Sara? Sara hizo la carrera de periodismo, trabaja en una cadena de
televisión regional, escribe poesía, ha leído mucho... Pero ¿de dónde el título
de su libro?
Nos
dice Antonio Machado:
1. 1. En "Por tierras de España": “El numen de estos campos es
sanguinario y fiero: / al declinar la tarde, sobre el remoto alcor, / veréis
agigantarse la forma de un arquero, / la forma de un inmenso centauro flechador”.
2. 2. En
"Un loco" nos habla del escenario por donde el loco vocifera como
"…tierra/ estéril y raída / donde la sombra de un centauro yerra".
3. 3. En
"España, en
paz" nos habla de "las hordas mercenarias, los púnicos rencores; / la
guerra nos devuelve los muertos milenarios / de ciclopes, centauros, Heracles y Teseos". Para
añadir que "la guerra resucita los sueños cavernarios / del hombre con
peludos mammuthes giganteos".
4. 4. En
"Amanecer en Valencia", un canto exaltador de esta ciudad, alude
"al centauro de amor de tus
rosales". Rosales de Valencia, obviamente.
En los cuatro casos el término “Centauro” está empleado metafóricamente: en los dos primeros casos centauro hace alusión al pasado guerrero, acaso heroico, de los castellanos, de los españoles, a caballo. En el tercer caso emplea el término en una isotopía que connota heroicidad, la heroicidad de famosos guerreros ya muertos: cíclopes, centauros, Heracles y Teseos. En la cuarta cita, el centauro es la palabra con la que engrandece lo rosales valencianos.
Sara
nos habla en su obra de centauros belicosos, inmorales, irrespetuosos con las
leyes sobre las que cimentan la civilización y las buenas costumbres. De éstos, nadie recuerda el nombre, frente a los centauros benefactores de la
humanidad cuyos nombres figuran en los anales de la historia, como Quirón o
Folo, famosos por sus virtudes. Es evidente que los centauros de los que habla
Sara Quijano no tienen nada que ver con los mencionados en los poemas de
Machado, pese a que ambos están basados en mitos clásicos. En la poeta representan
a los seres humanos, una mezcla de nobleza equina y naturaleza humana que en
las arenas movedizas han de dejar las certezas y levantar las dudas, pues éstas
son las que hacen avanzar a la Humanidad. Si siempre hubiésemos estado en el
pedestal de la certeza, el Universo entero continuaría girando alrededor de la
Tierra plana. Por ejemplo.