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lunes, 31 de mayo de 2021

064 Microcuento EL DESCONOCIDO Y LA POETA

 

El desconocido y la poeta

Antonio García Velasco

 

Se acercó a ella tras la presentación de su libro en el Ateneo. Le atrajeron su voz, su elegancia y su apuesto porte de hermosa mujer.

—...Apestaba la casa tan lujosa— decía.

—¿Acaso sus dueños no se lavaban? —preguntó con un dejo de ironía— ¿Acaso se les había podrido el cerebro?

—Observe usted que la última frase que he dicho constituye un endecasílabo. Le diré además que ese verso es un epodo, o sea, el último de una estancia.

—¿Verso de una estancia? Señorita, usted bromea. ¿Cómo va a tener versos una estancia, es decir, una habitación, un lugar de residencia? ¿Qué es lo que quiere decir?

—Le enseñarían en la escuela que una estancia es un conjunto de silvas que repiten  la misma estructura métrica.

—¿No están locos los poetas aunque sean mujeres?

—La estancia de la que el verso procede es un canto que trata de revelar de modo difuso, aunque sazonado, que esa lujosa casa que describe el poema no procede de negocios limpios, de ganancias transparentes, sino de manejos sucios y corruptos.

—¿Y escriben en la fachada "esta casa tan lujosa apesta"? ¿Instigados por quién?

—La gente lo piensa así.

—¿Y se inspira usted en lo que piensa la gente? Pues debe saber que está hablando de mi casa, de mi residencia, del lugar donde vivo.

—Usted disculpe —y, con el rubor encendido, salió de la estancia rompiendo los folios donde tenía escrita su estancia.

 

 

 

domingo, 8 de noviembre de 2020

036 Microcuento LA NEGACIÓN

 



La negación

Antonio García Velasco

 

Como si fuese dueño y señor del cortijo, acababa de subirse el sueldo y tanta era su penetrante infatuación que, cuando ella rechazó su propuesta de fornicar, se resolvió en rabia hirviente, en ebullición descontrolada, en ascenso a los cielos nubosos en forma de vapor y niebla.

Sólo me he negado a su proposición. No tengo la culpa de su infarto explicó Rocío.

Era demasiado vanidoso para aceptar un no. Y menos mal que no te obligó a someterte al polígrafo de la verdad para ver si auténticamente te negabas o querías hacerte de rogar.

Pues lo siento, pero no es no.