viernes, 25 de noviembre de 2022

Breves 03 ¿Sólo el que roba triunfa y manda?

 

¿Sólo el que roba triunfa y manda?

Antonio García Velasco


     Cuando habla Quevedo, ¡sálvese quien pueda! Y es que Quevedo, como dijo Borges, nunca gozará del favor ni del fervor del público. Acaso de los muy entendidos. Y tampoco. Nos dejó escrito: “Toda esta vida es hurtar, / no es el ser ladrón afrenta, / que como este mundo es venta, / en él es proprio el robar. / Nadie verás castigar / porque hurta plata o cobre: / que al que azotan es por pobre / de suerte, favor y trazas. / Este mundo es juego de bazas, / que sólo el que roba triunfa y manda”. ¿A quiénes señalaba en su época? ¿A quiénes señala ahora? ¿Tiene razón, no la tiene? ¿Quiénes se benefician de la subida de precios generalizada? ¿Quiénes ganan con la inflación? ¿Qué pescadores revuelven el río, pues “a río revuelto…” ya se sabe? Quevedo estuvo encerrado por bocazas, pero “No he de callar, por más que con el dedo, / ya tocando la boca, o ya la frente. / silencio avises, o amenaces miedo”. Luego fue calificado de “maestro de errores, doctor en desvergüenzas, licenciado en bufonerías, bachiller en suciedades, catedrático de vicios y protodiablo”. ¡Cualquiera salva a Quevedo!

lunes, 21 de noviembre de 2022

Breves 02 MUERTOS QUE NO HACEN RUIDO, PERO MERECEN RECONOCIMIENTO


 

Muertos que no hacen ruido, pero merecen reconocimiento

Antonio García Velasco

 

    Escribió María Zambrano “Hay muertos que no hacen ruido, llorona, y es más grande su penar”. A veces la bulla, el ruido lo meten intencionadamente los medios de comunicación. A veces el silencio, contrario al ruido, es causa de la familia que prefiere la intimidad para llorar a los que se han ido. Mi amigo, nuestro amigo Francisco Peralto Vicario, el poeta, el impresor, el editor, el inventor de libros se ha ido y nos hemos enterado tarde. Pero un poeta nunca se va porque su obra permanece, porque su huella perdura, porque sus versos siempre encontrarán un eco, un lector, un doctorando que les encienda la gloria que merecen, un crítico que resalte su valor. Mucho debemos todos a Paco Peralto, mucho debe Málaga -Málaga, sí, Málaga- a sus iniciativas, a sus propuestas, a sus incansables quehaceres que nos llegaban de su propia mano para sorprendernos siempre. ¿Por él mismo, acaso, escribiría aquellos versos “En la puerta cincelada / Libertad -ya te he nombrado- daba / golpes inútilmente”?

sábado, 19 de noviembre de 2022

Breves 01 LOS PRECIOS

 

Los precios

Antonio García Velasco

Es muy difícil evitar el encuentro con el libro de un amigo sin releer sus versos. Mi amigo, nuestro amigo Carlos Benítez Villodres ya no está con nosotros, pero su obra siempre estará a nuestro alcance. Abro su libro de décimas Por los derroteros de la luz. Me aparece la siguiente -y es como lo cuento, sin rebuscos que también serían válidos, sin duda-: “Precios al Consumo Armonizado: Río y río a carcajadas / con los Precios al Consumo / Armonizado con humo / de distintas llamaradas. / Otra de tantas cornadas / que recibe el ciudadano / del político villano, / quien aumenta la pobreza / a favor de su riqueza / y su sistema inhumano”. El libro data de 2011, pero el poema -redondo, conseguido, expresivo, rítmico- parece escrito para los días actuales en los que ¡ay que el sueldo, la pensión, el subsidio no me alcanza para el fin de mes!

miércoles, 2 de noviembre de 2022

Microcuento 101 EL VERDE DEL PLANETA VERDI

 

El verde del planeta Verdi

Antonio García Velasco

 

Para Juanjo que ideó este planeta verde y lo plasmó en una acuarela verde.

 

Verde que te quiero verde.

Verde viento. Verdes ramas.

(Federico García Lorca)

 

En el planeta Verdi, salvo escasas excepciones, todo es de color verde. Sus habitantes poseen una perfecta agudeza visual para distinguir el verde de una persona, el verde de los distintos animales, el verde de las plantas o el verde de la corteza verdícola. Amaneceres y atardeceres son de matices verdes como la luz de la estrella que los hace posibles. Navegan por el verde mar, atraviesan desiertos verdes, se desplazan por caminos verdes.

Nadie se atreve a mentir porque, al decir mentiras, siquiera para no quedar mal, su color cambia a un pálido alimonado que puede encenderse hasta el rojo intenso. Nadie que llegara al color rojo aguantaría la mirada verde de sus congéneres verdes.

El verde de la sangre es distinto al verde de la piel o de los huesos. Los médicos saben perfectamente distinguir el verde de las lesiones, el verde de los distintos síntomas, el verde rabioso de las enfermedades. En cuanto el paciente se siente mal, le mandan un eficaz tratamiento verde como remedio.

Cuando Juanjo y yo llegamos a aquel planeta, nos vimos más que morados para explicarles a sus habitantes el color de nuestra piel, nuestra procedencia y la riqueza de colores que podemos ver en la Tierra.