¿Sólo el que roba triunfa y manda?
Antonio García Velasco
¿Sólo el que roba triunfa y manda?
Antonio García Velasco
Muertos que
no hacen ruido, pero merecen reconocimiento
Antonio
García Velasco
Escribió María Zambrano “Hay muertos que no hacen ruido, llorona, y es más grande su penar”. A veces la bulla, el ruido lo meten intencionadamente los medios de comunicación. A veces el silencio, contrario al ruido, es causa de la familia que prefiere la intimidad para llorar a los que se han ido. Mi amigo, nuestro amigo Francisco Peralto Vicario, el poeta, el impresor, el editor, el inventor de libros se ha ido y nos hemos enterado tarde. Pero un poeta nunca se va porque su obra permanece, porque su huella perdura, porque sus versos siempre encontrarán un eco, un lector, un doctorando que les encienda la gloria que merecen, un crítico que resalte su valor. Mucho debemos todos a Paco Peralto, mucho debe Málaga -Málaga, sí, Málaga- a sus iniciativas, a sus propuestas, a sus incansables quehaceres que nos llegaban de su propia mano para sorprendernos siempre. ¿Por él mismo, acaso, escribiría aquellos versos “En la puerta cincelada / Libertad -ya te he nombrado- daba / golpes inútilmente”?
Los precios
Antonio García Velasco
Es muy difícil evitar el encuentro con el libro de un amigo sin releer sus versos. Mi amigo, nuestro amigo Carlos Benítez Villodres ya no está con nosotros, pero su obra siempre estará a nuestro alcance. Abro su libro de décimas Por los derroteros de la luz. Me aparece la siguiente -y es como lo cuento, sin rebuscos que también serían válidos, sin duda-: “Precios al Consumo Armonizado: Río y río a carcajadas / con los Precios al Consumo / Armonizado con humo / de distintas llamaradas. / Otra de tantas cornadas / que recibe el ciudadano / del político villano, / quien aumenta la pobreza / a favor de su riqueza / y su sistema inhumano”. El libro data de 2011, pero el poema -redondo, conseguido, expresivo, rítmico- parece escrito para los días actuales en los que ¡ay que el sueldo, la pensión, el subsidio no me alcanza para el fin de mes!
El
verde del planeta Verdi
Antonio García
Velasco
Para Juanjo que ideó este planeta
verde y lo plasmó en una acuarela verde.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
(Federico García Lorca)
En
el planeta Verdi, salvo escasas excepciones, todo es de color verde. Sus
habitantes poseen una perfecta agudeza visual para distinguir el verde de una
persona, el verde de los distintos animales, el verde de las plantas o el verde
de la corteza verdícola. Amaneceres y atardeceres son de matices verdes como la
luz de la estrella que los hace posibles. Navegan por el verde mar, atraviesan
desiertos verdes, se desplazan por caminos verdes.
Nadie
se atreve a mentir porque, al decir mentiras, siquiera para no quedar mal, su color
cambia a un pálido alimonado que puede encenderse hasta el rojo intenso. Nadie
que llegara al color rojo aguantaría la mirada verde de sus congéneres verdes.
El
verde de la sangre es distinto al verde de la piel o de los huesos. Los médicos
saben perfectamente distinguir el verde de las lesiones, el verde de los
distintos síntomas, el verde rabioso de las enfermedades. En cuanto el paciente
se siente mal, le mandan un eficaz tratamiento verde como remedio.
Cuando
Juanjo y yo llegamos a aquel planeta, nos vimos más que morados para
explicarles a sus habitantes el color de nuestra piel, nuestra procedencia y la
riqueza de colores que podemos ver en la Tierra.