jueves, 14 de agosto de 2014

Robar



Robos y ladrones
Antonio García Velasco

Aplaudo la reflexión del anónimo “Podemos” a propósito de mi columna “Del poder y el dinero” (Diario la Torre, 07/08/2014). “Lejano siglo XX”, aunque con y como juego literario, propio de la creación artística, plantea la utopía de otros mundos posibles, de otras sociedades con auténtica justicia distributiva, regidas por la inteligencia y no por la ambición de adinerados o/y políticos. Son sociedades que tienen que ir construyéndose ya. Estamos muy lejos de la Era Edénica y sólo la voluntad de todos los ciudadanos, vibrando en los mismos afanes, puede acercarnos a algo parecido a una sociedad justa, sin espabilados ladrones que se aprovechan de su poder para mangar a los demás; que se aprovechan de su fuerza, influencias y medios para someter al resto; que no tienen otras miras que medrar personalmente, bajo la consigna, “ande yo caliente / y que me vote la gente”.

Recuerdo una novela en la que el personaje, musulmán por más señas, bebedor de whisky, a escondidas y en contra del Corán, justificaba su afición afirmando que el único pecado digno de condena es el robo y a ello reducía todas las conductas negativas. Matar, por ejemplo, es uno de los peores robos, no sólo el de la vida a la víctima, sino, también, el del ser querido a sus familiares y amigos. Bombardear y destruir casas es robar la vivienda y enseres a muchos otros. Robar es también administrar mal y, sobre todo en provecho propio, los dineros públicos, conseguidos a base de impuestos no siempre justos. Robar es la atribución de sueldos desorbitados, por más que digan algunos que si no es por los sueldos altos, los puestos público-privados de mayor responsabilidad no estarían en manos de los mejores. (Pero, ¿quiénes son los mejores? ¿Para qué necesitamos a esos “mejores” u “honorables”, por ejemplo, con cargos que son aprovechados para amasar delictivas fortunas? ¿Para qué o para quiénes son tan “mejores”?). Provocar una guerra es crear un clima de robos generalizados… Y podríamos seguir los ejemplos, sin duda.

A nadie puede extrañar el grito multitudinario “Estamos de ladrones / hasta los cojones”. Como nadie puede condenar aquel grito de las paredes primero y de las piedras y cascotes de su destrucción de después: “Las leyes que no nacen del corazón de todos los humanos reunidos son putas, asquerosas leyes”. Es el argumento de un cuento, aún inédito, que escribí en los años setenta, antes de que la dictadura perdiera su caudillo y adquiriese formas más sutiles de dominio, control y explotación de masas.


viernes, 8 de agosto de 2014

Del poder y el dinero

Del poder y el dinero 
Antonio García Velasco

 Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, en un país tenían la costumbre de elegir a un hombre como señor para un solo año, durante el cual lo obedecían en todo. Pero al terminar el año, le quitaban cuanto poseía, lo llevaban a una isla desierta y lo dejaban desnudo, sin permitir que nadie lo acompañara. 


Urge, sin duda, arreglar –regular- los asuntos político-sociales y dejar fijados sueldos, prebendas, privilegios, pensiones de los políticos. Como urge solucionar el problema del paro y el de las desigualdades sociales. Una acertada justicia distributiva nos proporcionaría grandes beneficios a todos. Pero, a la corta, perjudicaría a quienes tanto han “trincado” de la sociedad en la que vivimos, dueños del poder, por otra parte. Y, al fin y al cabo, ¿para qué? ¿Para tener los millones almacenados en bancos foráneos? ¿Para disfrutar de una tranquilidad por el respaldo de lo que han guardado? ¿Por alardear de poder y dinero? ¿Para ser o tener más que otros? (Ser y tener son cosas bien opuestas). ¿Para sentirse pagado por su “astucia”, “gobierno”, “gerencia”, “manipulación”? ¿Por ambición sobrada?

 Si estuviese escribiendo un sermón recordaría aquello de “Por este mundo vano, fugaz, perecedero, / no pierdas nunca el otro, mucho más duradero”. Pero los sermones son para los curas y obispos en las iglesias y hoy nadie parece escucharlos y seguir una conducta para ganarse el cielo, acaso sí, “el pan nuestro de cada día”.

Si fuese un juez indagaría para ver el crimen que siempre se esconde tras las grandes y muchas medianas fortunas. Y, acaso también, de los grandes sueldos desorbitados e injustificados. Pero, ahora, sólo soy una persona que reflexiona, piensa en voz alta, copia sus pensamientos con un teclado y un procesador de textos, gracias a una máquina multiusos. Acaso el consuelo de formar parte del Humanismo solidario y de imaginar mundos utópicos y plasmarlos en una novelita como “Lejano siglo XX”.

lunes, 4 de agosto de 2014

Lejano siglo XX

LEJANO SIGLO XX
Antonio García Velasco
 
En Amazon se acaba de publicar mi libro LEJANO SIGLO XX, una novela de ciencia y ética ficción. Esta es la pantalla de anuncio:
Espero, simplemente que los lectores no se sientan desfaudados por los episodios que se cuentan, situados en el año 3945 de la Era Edénica, pues en una especie de edén viven los humanos, con un solo problema: no todos pueden esperar satisfactoriamente el alcanzar la mayoría social de los sesenta años, edad de la adquisición de responsabilidades y, por supuesto, de un trabajo, no remunerados, pues todos pueden gozar de todo con absoluta libertad. La utopía está servida.