El explorador Spirit, antes de su desactivación en los suelos de Marte, descubrió que este planeta se encontraba en periodo electoral. Ante tamaña oportunidad, poco importaban los problemas de la composición del suelo rojo, las rocas cotidianas o los tenebrosos cráteres de la vida de cada día.
Tenía el Spirit una depresión a unos 250 metros del punto de descenso y podría proporcionar abundante información sobre el pasado geológico de Marte, especialmente sobre la posible existencia de agua en tiempos remotos o en tiempos actuales. Pero, ¿qué importa una depresión o un vulgar problema de agua ante unas elecciones?
Con buen criterio, el Spirit derivó su atención hacia el sistema electoral marciano y hacia las promesas electorales de los diferentes partidos políticos. Y, ¡oh sorpresa! Aquello es bien distinto a lo que ocurre en nuestros lares.
Según detectó en el incomprensible lenguaje de los marcianos candidatos (lenguaje descodificado por medio de complejos algoritmos de sofisticados programas informáticos), las promesas electorales sólo están permitidas si previamente se demuestra ante un comité de analistas expertos que el cumplimiento es rigurosamente posible social, política y económicamente. El candidato puede reservarse la fórmula de su ejecución para evitar plagios de los contrincantes, pero la ciudadanía sabe que lo prometido es deuda que puede ser pagada en el tiempo debido.
Las frases metafísicas, a base de abstracciones y vericuetos lingüísticos, están terminantemente prohibidas. Sólo se permiten las frases analíticas como aclaración de conceptos y nunca como pantalla para evadir respuestas o elemento para salirse por el cráter (aquí se diría por las ramas, por lo cerros de Úbeda, por la tangente).
También tienen asumido que las frases valorativas (las que sirven para insultar o alabar) sólo están permitidas el día X del comienzo de la campaña, día en que, como espectáculo público televisado a todo el planeta, los candidatos pueden insultarse, parodiarse y hasta tirarse de los pelos. No están permitidos los golpes bajos. Y en esto, según la crónica imparcial enviada por el Spirit, son muy rigurosos los árbitros de la contienda electoral. El mismo día puede ser aprovechado para los elogios desmesurados o hagiográficos del candidato del propio partido.
Se les permite a los candidatos y hasta se les exige, según se recoge en los 17 estatutos del planeta, el análisis riguroso de la etapa gubernativa que expira para poner de manifiesto lo conseguido, lo que se podía haber mejorado o alcanzado más satisfactoriamente.
Quedan en la memoria flash del Spirit otros detalles del sistema electoral de Marte, así como la información sobre el pasado geológico de este planeta rojo. Muchos informes se conservan en la NASA, pero ignoramos si WikiLeaks conseguirá su filtración y publicación.