domingo, 25 de julio de 2010
Versos ilustrados (2)
lunes, 19 de julio de 2010
Cabezas de ratón, colas de león
Cabezas de ratón
Antonio García Velasco
Son opiniones de un miembro del PP –o del PP catalán-, aunque hable desde una perspectiva europea. Otro más con la idea de la España deshecha, desmembrada, dividida. Algunos dicen “Se aprueba el Estatuto y, ¿veis?, no ha pasado nada, España no se ha desmembrado ni mucho menos”, como si el proceso fuese el huevo que se echa a freír con el aceite bien caliente. Y el proceso, si no se remedia, es lento, progresivo e inevitable: los políticos prefieren ser cabeza de ratón –yo mando, yo dispongo, yo presido- a cola de león, siempre subordinados a otro u otros. Van a lo suyo y cínicamente hablan en nombre del pueblo, pero sin el pueblo, porque éste siente de otra manera, desea cosas muy diferentes y sus problemas van quedando sin solución. O agravados. A ellos, poco les importa: van a lo suyo y a vivir y medrar que son dos días. O sea, cuatro años de legislatura, con derecho a prórroga, en que les dejamos hacer, pues este sistema democrático sólo consiste en votar para que unos cuantos decidan quien gobierna y, decidido el gobernante, que éste haga y trate de deshacer, imponga su dictado –ya dijo Franco que todo estaba atado y bien atado, y nunca le dimos demasiada importancia a la frase, alucinados por la apariencia de democracia formal. Pero poco ha cambiado la familia política, llámese con las siglas que sean. Y menos ha cambiado la mentalidad de los gobernantes, pues, en su fondo siempre habita un dictador. A veces, incluso, con berrinches y dictaduras de niño caprichoso, testarudo y malcriado.
lunes, 12 de julio de 2010
El tercer problema de lo españoles
Problemas graves
La prensa: “La clase política en general y los partidos políticos en particular son ya el tercer problema nacional, según la lista que mensualmente elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)”.
Si quienes tienen que solucionar los problemas de la sociedad son el problema, o siquiera el tercer problema de los españoles, significa que estamos en una situación grave. Paro, problema; situación económica, problema y políticos que son los encargados de encontrar la solución, problema. Gravedad en todos los frentes. Crisis de valores, problema. Estatut catalán, problema. Fanatismo que lleva a apuñalar a quien aplaude el éxito de la Selección Española, problema. España como problema, el viejo tema que ya contemplaban nuestros clásicos y seguimos viviendo como un pan amargo nuestro de cada día.
José Cadalso, en sus Cartas Marruecas, nos ofrece una larga definición de los políticos: “Son tales, que con el mismo tono dicen la verdad y la mentira; no dan sentido alguno a las palabras […] que miramos con tanto respeto y pronunciamos con tanto cuidado los que no nos tenemos por dignos de aspirar a tan alto timbre con tan elevados competidores. Mudan de rostro mil veces más a menudo que de vestido. Tienen provisión hecha de cumplidos, de enhorabuenas y de pésame. Poseen gran caudal de voces equívocas; saben mil frases de mucho boato y ningún sentido. […] Son, en fin, veletas que siempre señalan el viento que hace, relojes que notan la hora del sol, piedras que manifiestan la ley del metal y una especie de índice general del gran libro de las cortes. ¿Pues cómo estos hombres no hacen fortuna? Porque gastan su vida en ejercicios inútiles y vagos ensayos de su ciencia. ¿De dónde viene que no sacan el fruto de su trabajo? Les falta, dice Nuño, una cosa. ¿Cuál es la cosa que les falta?, pregunto yo. ¡Friolera!, dice Nuño: no les falta más que entendimiento”.
En otro momento también dice de los políticos que “son unos hombres que de noche no sueñan y de día no piensan sino en hacer fortuna por cuantos medios se ofrezcan. Las tres potencias del alma racional y los cinco sentidos del cuerpo humano se reducen a una desmesurada ambición en semejantes hombres”. Los primeros se complementan con estos segundos, se unifican en muchos casos. Y los españoles, conscientes, ya los perciben como el tercer problema más grave de nuestra actual situación. ¿Cómo solucionar nuestros problemas?
viernes, 9 de julio de 2010
Participios activos y estatut
Del Estatut y los participios activos
Antonio García Velasco
“El Tribunal Constitucional (TC) ha avalado la mayor parte del Estatut de Cataluña tras contabilizarse seis votos a favor y cuatro en contra del borrador presentado por su presidenta, María Emilia Casas” (De la prensa)
De la misma manera que la aberración de llamar “presidenta” a la mujer que preside ha calado y todo el mundo parece usarla sin reparo, la mayor parte del estatuto catalán ha sido avalado por el TC después de un largo parto, para cuyo viaje no se necesitaba tanto paritorio. Los españoles no tenemos remedio: la política impone sus varitas mágicas y hace y deshace incluso en el poder judicial. Para escándalo y bochorno de la ciudadanía.
España parece un país provisional. Su larga historia es un hacer y deshacer reinos, ya uniendo, ya desuniendo. No es un proceso similar al huevo que se echa a freír, un visto y no visto, sino que es largo, lento e inevitable. Con razón nos decía Ángel Ganivet que el español no estará conforme hasta que se le conceda un documento –un estatut, por ejemplo- que diga: “Puedo hacer lo que me dé la gana”. Las autonomías tratan de hacer de su capa un sayo y que se funda el plomo de la nación española o la solidaridad. Es el primer paso para la debilidad de los reinos de taifas, en una Europa que tiende a estar cada vez más unida en proyectos y leyes –incluso de reajustes- comunes. Y en un mundo en el que se habla de globalización.
La política social progresista es una cosa y otra muy distinta es confundir los rábanos del progreso con las hojas de los localismos o nacionalismos trasnochados. De todas formas, la propuesta de modificación del Estatuto catalán no deja contento a nadie, aunque Montilla ya haya realizado su declaración triunfalista: "No han podido liquidar el Estatut". Aquí somos así: admitimos “presidenta” cuando de presidir, el participio activo es “presidente”, pero no admitimos “amanta/amante”, “estudianta/estudiante”, “estimulanta/estimulante”, “caminanta/caminante”, “mendicanta/mendicante” y el largo etcétera de la regla académica del español. Claro que, por ejemplo, las “presidentas” se ven más que las “amantas”, pues las amantes y los amantes se mantienen ocultos. No así las estudiantes, que cada día son más y mejores que los estudiantes. Pero no salen en los telediarios. Y es que nos miremos por donde nos miremos, “España es diferente” y provisional, e impredecible, y absurda, y confusa, y contradictoria. Una hoja movida por el viento que sopla y los gobernantes de turno. Ya veremos los revuelos con el “estatut”.