jueves, 23 de febrero de 2012

Su personal reforma laboral

Reforma laboral

Antonio García Velasco

Para reforma laboral la que ha conseguido mi vecino y amigo Ernesto Capitán: de simple camarero en peligro de ir al paro se ha convertido en millonario eurista: más de tres millones de euros le han tocado en una quiniela, primitiva, euromillones, gordo de la primitiva, bonoloto, lotería nacional o cualquier otra forma de pagar impuestos con ilusión descontrolada –la ilusión, no el dinero- por el Estado. Se levantó aquella mañana con su boleto premiado, fue a depositarlo al banco, se vistió de gala y se presentó en el bar a que le sirvieran, en vez de servirlo él, un café con churros. “Tú tienes que estar en la barra”, le dijo el jefe. “Yo vengo a pedir un despido procedente o improcedente, que estoy que me salgo con la reforma laboral”. “¿Qué neura es la que te ha entrado, Capitán?” “La neura de la reforma. Aquí en este país estamos siempre reformándolo todo, que la educación, que la legislación laboral, que el matrimonio homosexual, que la ley del aborto, que el código civil o penal… Y yo, también, por fin, definitivamente, voy a hacer mi propia reforma laboral. A partir de hoy, acostarme y levantarme a la hora que me dé la gana, venir a tomar café con churros, pitufos, magdalenas, lo que me apetezca, salir y entrar, viajar o quedarme en casita viendo una película de vaqueros o de amoríos… En fin, que reformo mi situación laboral y vital y que os vayan dando a todos lo que cada uno merezca. Por no decir otra cosa”.

-Te has levantado con el pie cambiado –le dijo el jefe, el exjefe.

-Pero ahora quiero mi café con churros, por favor –se sonrió Ernesto Capitán.

-No me vengas con cuentos, que te despido.

-¿Despido procedente o improcedente? ¿Veinte o treinta y tres días de indemnización por año trabajado? ¿O esperamos a que el PSOE y los sindicatos hagan otra reforma laboral con la inspiración del hambre de poder? ¿No dicen que el hambre agudiza el ingenio? Pues, si no hicieron la reforma adecuada cuando tenían el poder, ¿a cuento de qué van a hacerla ahora? Me pregunto.

-Nunca te he visto tan locuaz ni tan loco.

-De acuerdo, pero sírveme el café con los churros que quiero disfrutar cuanto antes de mi reforma laboral.

jueves, 2 de febrero de 2012

De la Oda a la Elegía

Oda a la papa o elegía

Antonio García Velasco

Sólo en España, doce millones de pobres y resulta que las papas son el alimento que más ha subido el precio en los últimos tiempos (más de un 12% decía la prensa). Pablo Neruda nos dejó su Oda a la papa: “Papa/ te llamas, / papa, / y no patata, / no naciste con barba, / no eres castellana, / eres oscura / como / nuestra piel, / somos americanos, / papa, / somos indios”. La proclama “enemiga del hambre” y, ahora resulta que, con tantos parados, con tantos pobres, con tantos hambrientos, sube su precio por encima de alimentos supuestamente más exquisitos y menos imprescindibles. “Universal delicia, / no esperabas / mi canto / porque eres sorda / y ciega/ y enterrada. / Apenas / si hablas en el infierno/ del aceite / o cantas / en las freidurías / de los puertos, / cerca de las guitarras, / silenciosa, / harina de la noche / subterránea, / tesoro interminable / de los pueblos”. Aunque esta crisis esté acabando con las papas y con los pueblos. Explotan tanto los banqueros a los pueblos, y a las papas, que, por inanición, acabarán con la gallina de los huevos de oro, de las claras y las yemas.

¿Quiénes nos manejan, nos exprimen, nos conducen por este callejón angosto de paro, sueldos bajos, recortes por todas partes, gobiernos doblegados a los acreedores usureros y aprovechados? ¿Quiénes nos conducen por esta avenida amplia del conformismo y la resignación? Tener un trabajo, al sueldo que sea, ya es consuelo y bendición. Así nos lo han hecho creer. Pero hay demasiados altos sueldos en los banqueros y políticos para que vengan a hablarnos, permanentemente de solidaridad y de cinturones apretados hasta la talla de las vacas flacas. Pero hay demasiados beneficios en los especuladores para que sea una mayoría de pueblo silencioso quien tenga que pagar los altos costes de las deudas que no fueron contraídas por nosotros.

Y tú, papa, cada vez más cara, aunque, con Pablo Neruda de nuevo: “honrada eres / como / una mano/ que trabaja en la tierra, / familiar / eres / como / una gallina, / compacta como un queso / que la tierra elabora/ en sus ubres / nutricias, / enemiga del hambre, / en todas / las naciones / se enterró tu bandera / vencedora…” Vencida por la crisis que nos pinta de blanco, que nos hunde y nos quema. Pasamos a la elegía.