
miércoles, 15 de marzo de 2017
Microrrelato 92 Foto de un famosos

jueves, 2 de febrero de 2017
50 La crisis de Crisis

lunes, 20 de abril de 2015
Actualidad y artículo de Umbral sobre el tabaco
lunes, 20 de agosto de 2012
Hablar de versos
viernes, 10 de agosto de 2012
Versiones diferentes
domingo, 22 de julio de 2012
Emigrantes cualificados
domingo, 27 de mayo de 2012
jueves, 2 de febrero de 2012
De la Oda a la Elegía
Oda a la papa o elegía
Antonio García Velasco
Y tú, papa, cada vez más cara, aunque, con Pablo Neruda de nuevo: “honrada eres / como / una mano/ que trabaja en la tierra, / familiar / eres / como / una gallina, / compacta como un queso / que la tierra elabora/ en sus ubres / nutricias, / enemiga del hambre, / en todas / las naciones / se enterró tu bandera / vencedora…” Vencida por la crisis que nos pinta de blanco, que nos hunde y nos quema. Pasamos a la elegía.
miércoles, 28 de diciembre de 2011
Un cuento de Navidad
Se cruzó de brazos y decidió no comprar nada, ni siquiera comida, para estos días festivos en los que se celebra el solsticio de invierno con una fiesta pagana que va más allá de la originaria que el cristianismo absorbió con la idea del nacimiento del hijo de Dios.
Han comenzado los días a alargar sus horas de luz y a acortar sus horas de tinieblas. Pero la lucha sigue entre los dos principios básicos que rigen la vida, el bien y el mal. Ignora qué es el bien, qué es el mal. Se ha sentado a esperar, como decía Manuel Machado, a “que la vida se tome la pena de matarlo ya que él no se toma la pena de vivir”, obnubilado por las luces de las calles, el reclamo de los comercios y una crisis galopante que muerde como la mala bestia. Y lo ha llenado de deudas.
La justicia divina se pierde en caminos inescrutables y la humana se tambalea según la presión del que defiende, el silencio o ignorancia de quien acusa o la conveniencia de las instancias político-económicas. “De verdad, de verdad, repite, que no pienso moverme de la silla, cruzado de brazos, por mucho que me insistáis”.
No está indignado. No se siente ni irritado, ni enfadado vehementemente contra nadie, contra ninguna decisión política, contra ningún mandamiento humano o divino. Está sólo decidido a permanecer de brazos cruzados hasta que alguien le explique para qué, por qué esta fiesta-crisis de gulas, desenfrenos y borracheras, disfrazada de celebración religiosa. O, quizás, espera a que pase de largo, olvidada en el comienzo de un nuevo año que también se espera muy difícil.
Si lo invitamos a comer, niega con la cabeza, apretando la boca. Decidimos, pues, consultar al especialista, neurólogo, psiquiatra. El diagnóstico es “depresión”, pero estamos convencidos de que su estado responde a causas mucho más profundas, mucho más inexplicables. Por eso no insistimos cuando se niega a tomar las pastillas recetadas, cuando mueve la cabeza ante la taza de sopa o leche caliente.
Pero, de cualquier forma, nos tiene desconcertados, preocupados, expectantes ante las medidas económicas que tomará para salir de la crisis y pagar las deudas que nos sobrevinieron sin comerlas ni beberlas. Por eso, tal vez, reniega de las fiestas y se consume sentado en la silla, cruzado de brazos. O, a lo mejor, sabe lo que todos nosotros ignoramos.