lunes, 12 de abril de 2010

Cincuenta mil folios

50.000 folios

Antonio García Velasco

Son muchos folios. ¿Cuántos argumentos de series americanas de juicios espectaculares habrá contenidos en cincuenta mil folios, A4 que es lo que se lleva ahora? ¿Cuántas novelas? ¿Hay páginas web que resistan tantas líneas de texto? ¿Comprimidos o descomprimidos? ¿Cuántos folios más están generando los cincuenta mil? ¿Contando o sin contar a los tertulianos de los distintos medios, que hablan sin guión aparente, aunque con tendenciosidad manifiesta? Nada como la corrupción para llenar páginas.

Hoy se dice que sexo y orgias constituían el arma secreta de Gürtel. Tiran más dos tetas que dos carretas. Si preciso es tirar por la ventana, por la ventana se tiran y se estrelle quien se estrelle. O que usen paracaídas.

Todos los días un folio, por lo menos. Pero, folio a folio, cuando acabemos la lectura, todos calvos o con las cenizas aventadas. Es preciso leer más de prisa. Sobre todo para que quede tiempo para el regodeo o el llanto ante ciertos contenidos. Se alegran unos de la corrupción descubierta, viendo el caso desde la perspectiva electoral. Y la lloran otros. Pero es que la lamentamos todos, sobre todo en cuanto al bolsillo haya tocado, que el dinero sale siempre de la bolsa de quienes necesitan el servicio en el que apoyan sus ganancias los corruptos: la vivienda se paga más cara, llega menos dinero a sanidad o educación, se desvían los presupuesto a lo que más machacantes deja al corrupto… No es fácil evaluar los daños de la malversación de fondos.

El caporal o los caporales del Gürtel se las sabían todas. El Arcipreste de Hita ya nos dejó la sentencia de que “el mundo por dos cosas trabaja: la primera, / por aver mantenençia; la otra era / por aver juntamiento con fembra placentera”. Y ellos, hala, a procurar dinero y a proporcionar hembras placenteras para trincar por los “miembros” más sensibles. Menos mal que de todas las que se sabían, una la ignoraban. Y todos los Aquiles tienen su tendón. Y los han cogido y los juzgarán. Presupongamos inocencia constitucional, pero los juzgarán y pagarán hasta por los cincuenta mil folios –y las copias correspondientes- que se han reunido en el sumario.