martes, 20 de abril de 2021

0 61 Microcuento NARANJAS CAJELES

Naranjas cajeles

Antonio García Velasco

 

Le canjeó una caja de naranjas cajeles o cajelillas por un joyero con una joya. En realidad, ella le llevó los cítricos desinteresadamente y él, perdidamente enamorado, le regaló una lucida gargantilla de oro.

— Aunque sea difícil encontrarlas, no valen tanto las naranjas.

—Pero sí lo vales tú, Ana María —respondió él.

—No estoy en venta.

—Ni yo quiero comprar tu amor. Sería muy poco el oro del mundo para pagártelo.

—No hablemos del amor como de una mercancía.

Se miraban como quien se contempla en el espejo tras maquillar su cara.

El beso se quedó en el camino de los labios por la entrada en la joyería de una mujer interesada en unos pendientes.

Esperaron con alardes de paciencia que la señora trasteara en los expositores y, por fin, decidiera rechazar la oferta.

Cuando la fallida compradora abandonó la tienda, él puso el cartelito de "Cerrado", le tomó la mano a Ana María y pasaron a la trastienda. 




domingo, 4 de abril de 2021

060 Microcuento LOS HUEVOS DE LAS TORTUGAS MARINAS

 

Los huevos de tortugas marinas

Antonio García Velasco

    Estaban atentos a la época de huevar las caguamas o tortugas marinas. Iban a desenterrar los huevos a la playa y, con los mismos, preparaban unos potingues aderezados con salsas y especias, para servirlos crudos, anunciando su poder afrodisiaco.

—¡Leyendas! —exclamó Rosa—. No tomaré ese brebaje
ni soñando.

En ese momento, los senderistas tratábamos de cruzar un arroyo por la pontana o losa que cubría el cauce. Se hundió al pisarla aunque íbamos de uno en uno. No obstante, vencimos la dificultad y pudimos continuar la ruta trazada. Llegamos, por fin a la instalación playera donde servían los huevos de tortuga y donde nos alojábamos en bungalós.

—Rosarito, tú cierras los ojos y te tragas el bebedizo sin pensar.

—No me lo tomaré por nada del mundo. Además, lo he visto en un video: esos huevos tienen mucho colesterol y pueden contener minerales cancerígenos o tóxicos debido a los peces o animalitos que ingieren las tortugas. ¡Todo está contaminado, amigos míos!

Carlos, la pareja de Rosa, se tomó uno y repitió encantado, seguro de sus poderes energéticos potenciadores de la libido.

Ignoramos si por sugestión o por efectos reales, pero, según pudimos apreciar a través de las finas paredes del bungaló, la inspiración de Carlos tuvo que llegar muy motivada y Rosa experimentó un recitado de poemas que fue más allá de lo esperado.

A la mañana siguiente, se comentó que, en las otras dos parejas, la noche había pasado en la normalidad. Y hubo bromas sobre "las malas condiciones aislantes" de los alojamientos.

Pese al rubor de Rosa, nos absolvieron de las cargantes risas de nuestra celebración antes de emprender el recorrido de la nueva ruta senderista programada.

Al regreso, todos estábamos seguros de lo que Carlos iba a tomar, pero nos sorprendió el hecho de que Rosa, aun con cara de asco, tomó lo mismo.