EL
ESPIRITISTA AMBICIOSO
Antonio
García Velasco
En
1857, Allan Kardec fundó el espiritismo. No podía imaginar que, en el siglo
XXI, casi doscientos años después, su discípulo Luis Baena, utilizara la
comunicación con los espíritus para descubrir oro escondido en cualquier lugar
del mundo.
Se
planteaba el problema de la potencia de disparo del arco del guerrero difunto
comparada con los arcos deportivos que existen de la actualidad. Compró un arco
similar al de los tiempos remotos y, en la visita al castillo, localizó la
aspillera, disparó la flecha y salió presuroso del recinto medieval para
encontrar, en el campo boscoso, su saeta. Alrededor de la misma puso en marcha
el detector de metales subterráneos. Donde la señal se hizo intensa, comenzó a
cavar.
El
guardabosques interrumpió su labor y él no supo, o no quiso, dar explicaciones.
Abandonó la búsqueda con el propósito de volver hasta encontrar el deseado
tesoro.