miércoles, 24 de julio de 2013


Libro 2113
Antonio García Velasco

En lo más interesante de la novela, me salta un aviso inoportuno al primer plano de la pantalla: “Se ha agotado la batería: el ebook se va a apagar”. Debo, pues, aplazar la lectura hasta que pueda reponer la carga.

Pienso en la necesidad de encontrar un soporte literario de fácil transporte, que no dependa de la energía eléctrica, que posea independencia de la tecnología, de los enchufes, de los cables, que se pueda leer en cualquier momento y lugar, sin condicionamientos ajenos al lector.

Ciertamente el lector puede tener sueño, estar cansado, abrumado, desbordado y, en consecuencia, estar desprovisto de ánimos, de ganas de leer, pero, si quiere proseguir o iniciar la lectura, el objeto soporte de la obra literaria no se lo impediría.

Las circunstancias personales o familiares pueden dificultar, o imposibilitar la lectura, pero ello resulta inherente al ser humano.

A veces, el impedimento ajeno al lector es la falta de luz, pero esta falta constituye un fenómeno tan natural como la sucesión del día y la noche.

Con el artilugio aludido, leer o no leer sería independiente de cables, litios, adaptadores de cargas eléctricas. Se hace necesario un soporte como el que añoro en este momento en que, en el clímax de la historia, salta la chispa del agotamiento y el e-libro se apaga.

Mi amiga Elena, tan metida ella en proyectos y campañas de lectura y comprensión lectora, me dice que ese objeto del que hablo ya estuvo inventado y en uso durante siglos. Ahora, aunque se considera obsoleto y las generaciones actuales lo ignoran, aún se conserva en unos lugares llamados bibliotecas. Ella dice que fue muy apreciado, símbolo del saber y la cultura. Tengo que investigar sobre este asunto.

lunes, 22 de julio de 2013

Velada poética


II Velada Poética "Un Plato por un poema"

Antonio García Velasco

El amor a la poesía de José Luis Pérez Fuillerat lo llevó a organizar en su casa, diremos de verano, allá por Torre de Benagalbón, la II Velada Poética, subtitulada, no sin cierto humor, “Un plato por un poema”, ya que no se trataba de dar un plato (de comida se supone) por un poema, sino de que cada uno de los asistente uniera, al arte de hacer versos, el arte de llevar viandas de cocina propia o ajena, que de todo hubo. Los anfitriones, José Luis, Carmen su esposa y sus hijos, ya se ocuparon, al unísono, de que nada faltase.

Fue una velada entrañable. Corrieron los manjares y las bebidas hasta que cada uno llenó su ojo o/y su tripa, leyeron sus poemas –uno por poeta- los invitados y, después, el poeta superinvitado, Ángel Alberto Núñez, leyó varias obras, acompañado por Carmen Ponce, al cante, y Pepe Vela ("Filigrana") a la guitarra, y la proyección de diapositivas. Estos artistas, (Carmen y Pepe) interpretaron, como guinda de la fiesta, una serie de canciones, junto a la esposa de éste, Esperanza, que los acompañó con palmas y algún baile. Más tarde hubo extras, como el recital de castañuelas de Pepe Vela, su miniconferencia sobre el origen de este instrumento musical y el poema recitado por Juan Real, presidente de la Asociación Nacional de Rapsodas, o el del joven poeta Jesús Baena, acompañado “a la improvisación” por la guitarra -¿cómo no?- de Pepe Vela. Nos dieron las tantas de la noche en aquel ambiente distendido y grato, lírico y musical y, sobre todo, de amistad y “buen rollo”, que dirían algunos. Por poner nombre a los autores lectores –espero no olvidar a ninguno, disculpas pido, en tal caso-, por orden alfabético: Adoración López Castro (Dori), Alice Wagner, Antonio García Velasco, Carlos Rodríguez Ipiens, Francisco Muñoz Soler, Hermenegildo Delgado, Inés María Guzmán, Jesús Baena, Jorge Villalobos Portalés, José Luis Ortiz, José Luis Pérez Fuillerat, Juan Real, María Jesús Campos, María José Fernández y Víctor Manuel Pérez Benítez.

Como final, pasada la “resaca” de la fiesta veraniega, musical y poemática, José Luis Pérez Fuillerat nos aplaza para el próximo año y celebra el encuentro, con un poema titulado “Amigos”, que, con su permiso, me permito reproducir: “Voy buscando palabras que eternicen lo nuestro, / que subrayen abrazos y prediquen los besos, / que no mueran borradas sin calor en el pecho. // Voy buscando palabras que acaricien los labios, / que cercenen heridas o las aleje el viento, / que se muestren conformes con la voz y el silencio; / que me den con su aliento la respuesta acertada / a posibles preguntas de aquel primer encuentro. // Voy buscando palabras que no tengan modelo / que distingan lo nuestro de cualquier copia falsa, / que no imiten las risas ni los llantos superfluos, / ni los gestos de altura ni el abrazo hechicero. // Voy buscando y me encuentro con palabras muy claras, / que no tienen misterio, que aparecen primeras / en cualquier diccionario, magistral de los verbos: / a de acercar rendida por la b de besar. // Son palabras sin moras ni celadas nocturnas, / sin roturas ni estrías, sin espinas clavadas, / sin caminos angostos ni empedradas veredas. / Marcan sílabas fuertes y de un ritmo sin par. / Me he atrevido a escribirlas a sabiendas que donde / ellas queden impresas… nadie podrá borrar”. El lujo del 20 del mes séptimo de 2013.