El matrimonio morganático y los candiles
Antonio
García Velasco
Discutían
sobre la idea de que hablar de matrimonio morganático, en estos tiempos de
luces eléctricas, era algo semejante a alumbrarse con candiles o quinqués. Se
prendió en tanto ardor que, al llegar a casa, el marido tuvo que aplicarle
cataplasmas fríos para calmarle la fiebre.
—¿Hablar
hoy de linajes inferiores? —preguntaba con vehemencia.
—Siguen
existiendo diferencias sociales. Si lo prefieres, diferencia de clases.
—Unos
tienen más dinero que otros, pero, ¿linajes? ¿Nobles y plebeyos? ¿Príncipes y
lacayos? Dispones de luz eléctrica y te alumbras con un candil —gritó.
El
marido le dijo, ya de vuelta al hogar: "La conversación derivó a
cháchara".
—¿Inútil?
¿Consideras que la charla que hemos tenido ha sido frívola, nimia, inútil?
—Cháchara.
—Mariola
tiene todavía ínfulas de nobleza y considera a su marido de clase o linaje
inferior.
—¿Y
qué más nos da?
—¡No
se pueden usar hoy términos obsoletos! Matrimonios morganáticos... ¡Valiente
incongruencia en los tiempos actuales!
—¿Es
para ponerse como te has puesto?
—Es
que no lo soporto, Manolo, es que no lo aguanto.
—¡Cálmate!
No
hubo calma. Tanto se sofocó que, al somatizar la irritación, comenzó a dolerle
la cabeza y a subirle la temperatura.
Lo
primero que hizo al día siguiente fue escribir un mensaje en el móvil para
Mariola: "En la actualidad no se suelda el oro con crisocola. Ni nos
alumbramos con quinqués". Fue después a encender la vitrocerámica y no
había corriente. El móvil anunciaba batería baja y no podía recargarlo. El
televisor no funcionaba, ni tampoco el ordenador. En la radio de pilas pudo
escuchar que, debido al temporal, una avería en el tendido eléctrico había
dejado sin suministro un amplio sector de la ciudad. Tardarían más de dos días
en la reparación...
Aquella noche tuvieron que alumbrarse con linternas y, a la
siguiente, agotadas las baterías, con velas. Si la reparación se retrasa,
¿habrá que recurrir a los candiles o quinqués?