Cernuda
y la poesía actual
Antonio García Velasco
La visión crítica de nuestros grandes
autores es siempre aleccionadora. Puede que, en ocasiones, no compartamos sus
criterios, pero, con seguridad, en todo momento, muestran el ejemplo de su
genio.
Me detengo estos días en las críticas de
Luis Cernuda a la literatura de su tiempo. Nos dice, por ejemplo, a propósito
de la poesía de Moreno Villa, nuestro gran autor –y pintor- malagueño, más
olvidado que leído: “Por muy amigo que un poeta sea de la espontaneidad y
naturalidad, no siempre puede ni debe aceptar los versos tal como se le ocurren
en un principio: el trabajo espontáneo contribuye a que, algunas veces, sus
poemas parezcan más bien borradores, esbozos de poemas”.
Podemos preguntarnos, ¿a cuántos poetas
actuales se nos podría aplicar lo que Cernuda dice al considerar la poesía de
Moreno Villa? ¡Quién esté libre de esbozos de poemas, que tire la primera rima!
En otro momento de sus estudios, dice
Cernuda: “Parte de la poesía que hoy se
escribe en español es prosa, y no de la buena”. Duras palabras. Pero,
¿hasta qué punto podríamos extrapolar lo que el poeta sevillano dice de su
tiempo a lo que se escribe en el nuestro? Lo peor que puede pasarle a un poema
es que, en siquiera en uno de sus versos, suene a prosa, a falta de ritmo, a
falta o sobra de sílabas, a descomposición de la distribución acentual
requerida. Es como si caminamos por la acera y, de pronto, pisamos un ladrillo
suelto que nos salpica el agua de la lluvia de la noche anterior. Se nos nubla
de pronto el día soleado. Además de mancharnos el pantalón, las medias o la
falda.
Para completar su visión, aunque él
mismo escribe prosa poética, nos dice: “Poema
en prosa: tránsito circunstancial, no sé si consciente o inconsciente en el
autor, desde el lenguaje eficaz para expresar en prosa un pensamiento, al
lenguaje que es instrumento de creación poética”. Porque, en efecto, una
cosa es un poema y otra, distinta, un pensamiento eficazmente expresado en
prosa.