martes, 25 de diciembre de 2012
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Ocio y aprendizaje, programas reunidos
lunes, 20 de agosto de 2012
Hablar de versos
viernes, 10 de agosto de 2012
Versiones diferentes
domingo, 29 de julio de 2012
De reformas estructurales
Decía la Pepa, la Constitución de 1812, que “El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”. Pero nuestra Constitución actual no tiene enunciados tan claros y precisos y bien lejos del bienestar nos tienen los políticos a los ciudadanos que componemos la Nación.
domingo, 22 de julio de 2012
Emigrantes cualificados
jueves, 14 de junio de 2012
La prima hermana de Riesgo
domingo, 27 de mayo de 2012
jueves, 26 de abril de 2012
Imposible lección de economía
Los bancos viven de prestar dinero a altos intereses si es posible. Por otra parte, cuando conceden préstamos procuran la garantía de que cobrarán lo prestado y los intereses establecidos. El banco no hace ningún negocio con mi amigo Lucas: vive con déficit cero, ni ahorra ni tiene necesidad de pedir créditos. Lo que gana, gasta.
España vive en la ruina y estamos todos arremolinados en el fango mugriento de las deudas. Los bancos presionan, los prestamistas exigen, los “mercados” se imponen. Los ciudadanos de a pie reciben por todos los lados las tortas de la falta de pan. Los hijos estarán en las clases en peores condiciones educativas. Si tienen la desgracia de caer enfermos, la enfermedad será más cara, aun siendo tan penosa de por sí y pagando los seguros sanitarios. Los precios suben, los sueldos bajan por el irpf o por retenciones decretadas. Todo se justifica con la crisis y el cumplimiento del pago de la deuda soberana. No preguntes cómo se ha llegado a tal situación de endeudamiento, que a nadie se le exigen responsabilidades, aunque como consecuencia se hayan de imponer recortes y más recortes. Ni ovejas ni borregos piden explicaciones a quienes les recortan la lana.
Lucas afirma que su déficit cero es la muerte de la gallina de los huevos de oro de los bancos. Si todos los estados gastan lo mismo que ingresan, ¿cómo seguirán ganando tanto los especuladores, prestamistas, banqueros? ¿Invirtiendo en lo tangible y productivo? ¿Dando créditos a los particulares para que sean éstos quienes generen empresas y riqueza? Voy a que Lucas me dé lecciones de economía y lo único que sale de su boca es “Procura que nunca vaya el carro delante de los bueyes”. Bueno, bien, pero, ¿qué hacer hoy en que nos atropella el carro y nos pisotean los bueyes desbocados? Hubo un tiempo en el que el negocio era deber dinero. Nunca lo entendí. Antaño se hacían obras y reformas cuando se había ahorrado lo suficiente y no antes, por lo que suponía de endeudamiento. Pero, por otra parte, si las ideas emprendedoras fluyen y no hay dinero para ponerlas en marcha, si no se pide el préstamo correspondiente, quedamos sumidos en la miseria, apresados en sus arenas movedizas, condenados. Más, ¿cómo llegaron a hacer dinero los que pueden prestarlo a altos intereses? Sigo con mi ignorancia en economía y Lucas, que no debe nada a nadie, se niega a dar lecciones: “El trabajo honrado personal es la única fuente de riqueza válida”, se escapó otro día por esta tangente. ¿Trabajo por cuenta propia o por cuenta ajena?, pregunté. Pero ya había hablado demasiado la parquedad de Lucas.
jueves, 23 de febrero de 2012
Su personal reforma laboral
Reforma laboral
Antonio García Velasco
-Te has levantado con el pie cambiado –le dijo el jefe, el exjefe.
-Pero ahora quiero mi café con churros, por favor –se sonrió Ernesto Capitán.
-No me vengas con cuentos, que te despido.
-¿Despido procedente o improcedente? ¿Veinte o treinta y tres días de indemnización por año trabajado? ¿O esperamos a que el PSOE y los sindicatos hagan otra reforma laboral con la inspiración del hambre de poder? ¿No dicen que el hambre agudiza el ingenio? Pues, si no hicieron la reforma adecuada cuando tenían el poder, ¿a cuento de qué van a hacerla ahora? Me pregunto.
jueves, 2 de febrero de 2012
De la Oda a la Elegía
Oda a la papa o elegía
Antonio García Velasco
Y tú, papa, cada vez más cara, aunque, con Pablo Neruda de nuevo: “honrada eres / como / una mano/ que trabaja en la tierra, / familiar / eres / como / una gallina, / compacta como un queso / que la tierra elabora/ en sus ubres / nutricias, / enemiga del hambre, / en todas / las naciones / se enterró tu bandera / vencedora…” Vencida por la crisis que nos pinta de blanco, que nos hunde y nos quema. Pasamos a la elegía.
miércoles, 25 de enero de 2012
Los números de la Bestia
Había poca gente por la calle y la circulación aminoraba. Eran las primeras horas de la noche, pero el tiempo frío despoblaba el barrio. Dudaba si acercarse al cajero de la entidad bancaria que ofrecía sus servicios a poca distancia. Valoró con la mirada los alrededores y se decidió, “no pasará nada”. Extrajo la tarjeta de su billetera. La introdujo en la ranura que indicaba la máquina. “Teclee su número personal” apareció en la pantalla en varios idiomas. A marcarlo se disponía cuando se percató de que un individuo se acercaba. Dudó. Pero no le pareció mal su aspecto y, por otra parte, pensó que “no es conveniente mostrar miedo”. Tecleó los cuatro dígitos de su clave. Aparecieron las opciones pertinentes y pulsó la de “Sacar dinero”. La respuesta de la máquina fue inmediata: “No es posible atender su petición en este momento”. ¡Maldición!, exclamó. ¡No tengo dinero ni para tomar un taxi!
-¿Qué le ocurre? –peguntó el desconocido.
-La máquina está estropeada y no da dinero –explicó con cierto recelo.
-No se preocupe –dijo el hombre. Recoja la tarjeta y el dinero que va a darle cuando yo haya marcado unos números.
Quedó sorprendido. Pero se animó a obedecer. Canceló la operación y dejó paso a quien le había hablado. El hombre se acercó al teclado y pulsó unos dígitos con tal rapidez que Andrés no tuvo tiempo de seguirlos con la mirada. La máquina comenzó a expeler billetes de veinte y cincuenta euros.
-Tómelos. Son para usted –dijo el hombre.
Andrés dudó. Pero la amabilidad, seguridad y autoridad de aquella voz obligaban a recoger los billetes.
-Gracias –dijo mientras guardaba el dinero. Al levantar la mirada para ver la cara de su benefactor, éste había desaparecido. Quedó atónito y extrañado, maravillado y confuso.
Hasta que llegó a casa no se percató de los 666666 euros que llevaba en el bolsillo, después de haber pagado el taxi. No tenía tanto dinero en su cuenta: “¡Ay, pensó, quizás sea un pacto con la Bestia lo único que nos haga salir de la crisis. Pero ¿me pedirá algo a cambio?”
Antonio García Velasco